Siguen los problemas entre ambas naciones por los ataques acústicos a personal diplomático
Martes 3 de octubre de 2017, p. 31
Washington.
El gobierno del presidente estaunidense, Donald Trump, se prepara para pedir a Cuba que reduzca 60 por ciento de personal de su embajada en Washington, informaron funcionarios federales citados por la agencia The Associated Press (Ap).
La medida se tomaría tras la decisión de la semana pasada de Estados Unidos de reducir en la misma proporción su personal en la embajada en La Habana, como respuesta a los misteriosos ataques contra trabajadores del servicio exterior en Cuba, los cuales presentan problemas de audición, equilibrio y vista.
Los funcionarios afirman que se prevé que el Departamento de Estado anuncie la decisión este martes. Afirman que su intención no es castigar a Cuba, sino asegurarse de que ambos países cuenten con el mismo número de diplomáticos en las respectivas capitales. No se expulsará formalmente a los diplomáticos cubanos, a menos que La Habana se rehúse a retirarlos de Washington.
Los funcionarios hablaron con la condición de mantener el anonimato debido a que no tienen autorización para discutir el tema de manera pública.
Horas antes, la agencia Ap reportó que los ataques acústicos
contra el personal estadunidense en La Habana afectaron el corazón de la red de espionaje de Washington en Cuba.
Efectivos de inteligencia de Estados Unidos estuvieron entre las primeras víctimas y las más afectadas.
Personas familiarizadas con la situación dijeron que no fue sino hasta que los espías estadunidenses que trabajaban bajo cobertura diplomática reportaron oír extraños sonidos y sufrir efectos físicos, que Estados Unidos detectó la situación.
Los ataques comenzaron días después de la sorpresiva elección de Donald Trump en los comicios presidenciales de noviembre del año pasado, pero la cronología de lo sucedido sigue sin estar clara.
Tampoco se sabe si los agentes de inteligencia fueron las primeras víctimas o simplemente fueron los primeros en reportar lo sucedido.
Hasta la fecha, la administración Trump ha dicho que las 21 víctimas eran personal de la embajada estadunidense o “miembros de la comunidad diplomática, y que la situación sigue en curso
.
Dicha descripción sugiere que sólo los diplomáticos de buena fe y sus familiares fueron afectados, sin ninguna motivación lógica más allá de interrumpir las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, pero tras bambalinas, los investigadores buscan explicaciones en el turbio mundo del espionaje y el contraespionaje, ya que muchos de los primeros casos reportados involucran a trabajadores de inteligencia enviados a la embajada de Estados Unidos en La Habana.
Media docena de funcionarios que hablaron con la condición de mantener el anonimato, añadieron otro elemento de misterio a una saga que lleva un año y que según el gobierno de Trump no ha terminado.
Los primeros informes acerca de los inquietantes ruidos, agudos y graves, así como los padecimientos físicos inexplicables, apuntaban a alguien que atacaba deliberadamente la red de inteligencia del gobierno estadunidense en la isla, en lo que pareciera una escalada de los juegos de espionaje que Washington y La Habana han librado en el último siglo; pero el descubrimiento de Estados Unidos de que los diplomáticos que no son espías en la embajada también fueron afectados por ataques similares, ha confundido más la trama.
Tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como el Departamento de Estado se han negado a abordar el tema.
Funcionarios estadunidenses revelaron que de los 21 casos confirmados, los espías de Estados Unidos sufrieron las afectaciones más graves, como daño cerebral y pérdida auditiva. Los afectados escucharon un sonido similar al chirrido de los grillos, dentro y en algunos casos fuera de sus casas en La Habana.
Con el tiempo los ataques han evolucionado y en algunos de los casos más recientes las víctimas no oyen ruidos ni saben que se produce el ataque, sólo sienten los síntomas más tarde. Esto ha hecho temer a los investigadores que las agresiones se hayan sofisticado y que sea más difíciles detectarlas.
Hasta ahora Estados Unidos no ha identificado ningún dispositivo que sea responsable del daño, pero para identificar mejor los patrones los investigadores crearon un mapa que detalla áreas específicas de la capital cubana donde se han producido las ofensivas. Existen tres zonas
que cubren las casas donde habitan los diplomáticos estadunidenses y varios hoteles donde ocurrieron los ataques.
En agosto, recién se detectaron las agresiones, Estados Unidos las consideró incidentes
, pero ahora el Departamento de Estado las califica de ataques específicos
, dirigidos contra los estadunidenses asignados en La Habana.
El motivo más obvio para atacar estadunidenses en esta capital sería el de crear animosidad entre Estados Unidos y Cuba. De ser el caso, la estrategia parece tener éxito, ya que Washington ha reducido al mínimo a su personal diplomático en La Habana y lanzó una alerta de viaje la semana pasada que amenaza con reducir el turismo a la isla. En tanto, Cuba ha negado su participación o conocimiento de los ataques y continúa dispuesto a cooperar en las investigaciones a pesar de que ambas medidas han suscitado fricciones entre los países.