La organización de los albergues varía de acuerdo con sus propias necesidades, aunque comparten lineamientos, como horas de comida y limpieza.

En algunos, como los habilitados en los deportivos Mina y Rosario Iglesias, los espacios donde duermen los damnificados se separan en hombres, mujeres y niños; en cambio en el Deportivo Cuauhtémoc se permite que familias completas permanezcan juntas.

En todos se pide a los usuarios participar en la limpieza de sus lugares. En cuanto a la comida, en algunos ya llega preparada, mientras en otros se elabora en las mismas instalaciones.

Arturo Contreras, responsable del albergue Deportivo Rosario Iglesias, señaló que este espacio abrió el 19 de septiembre a las tres de la tarde. Agregó que 95 por ciento de los que participan ahí son voluntarios.

Alojan a 40 personas, sobre todo de la zona de Coapa, pero también llegan otros 70 damnificados que mantienen campamentos en sus casas dañadas y acuden para alimentarse y bañarse.

El lugar está abierto todo el día y aún tiene capacidad para alojar a 10 personas más. De nueve a 11 de la mañana es el desayuno, de 14 a 16 horas es la comida y la cena de 19 a 21 horas. En tanto ofrecen a las personas fruta y agua.

Tienen servicio médico y sicológico, sala para ver televisión, acceso a Internet y también espacio para lavar ropa, incluida una lavadora. El abasto en víveres, dijo, es bueno, pues tienen reservas hasta para tres meses. Aquí también es centro de acopio.

El deportivo Cuauhtémoc tiene alrededor de 150 personas alojadas y el de Mina cerca de 50, ambos ubicados en la colonia Buenavista. Aquí cuentan prácticamente con los mismos servicios.

Las actividades de recreación y relajamiento varían de acuerdo con los voluntarios. En particular en los albergues se realiza una planeación para que no se empalmen.

El tiempo que durarán habilitados aún no se tiene preciso, por lo que esperan que la ayuda continúe llegando, no sólo en víveres, sino también para los diversos servicios que se puedan ofrecer, sobre todo en cuanto a las actividades recreativas de los niños, pues prácticamente en todos los albergues hay menores.