El recuerdo del terremoto de 1985 desató crisis emocional en los mayores
Sábado 30 de septiembre de 2017, p. 16
El Gobierno de la Ciudad de México puso en marcha un nuevo programa para la atención de las personas afectadas por el sismo del pasado 19 de septiembre, dirigido especialmente a niños que hayan quedado huérfanos o adultos que perdieron a su pareja en los derrumbes de edificios.
La estrategia Reconstruyendo familias CDMX consiste en integrar a los beneficiarios a los programas sociales del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) capitalino, como Educación Garantizada, Niños Talento y Apoyo para Personas con Discapacidad, entre otros.
Si bien hasta el momento no se han ubicado casos de menores que hayan perdido a sus padres como consecuencia del temblor, la administración local prevé que unos 190 infantes podrían encontrarse en esa situación.
Incluso, en caso de ser necesario, los menores podrían ser reintegrados a familias extendidas, manifestó Miguel Ángel Mancera, quien agregó que lo importante es no transgredir los derechos que tienen los niños y no dejarlos a la deriva.
Mientras, entre la gente que laboró en las brigadas de apoyo en edificios colapsados y centros de acopio hubo casos de frustración por sentir que no estaban haciendo lo suficiente, particularmente recurrentes en jóvenes, refirió Roxana Solares, sicóloga del programa Hospital de las Emociones, del Instituto de la Juventud capitalino.
Solares, adscrita a los Centros de Atención Integral para la Reconstrucción de la CDMX, comentó que la diferencia con las personas adultas, de más de 50 años, que han acudido a solicitar apoyo sicológico, es que la crisis emocional que padecen tiene el antecedente de haber experimentado el terremoto de hace 32 años.
Este nuevo sismo les trajo muchos recuerdos y no saben cómo manejar las emociones de pánico y ansiedad que están sufriendo en este momento.
Explicó que el apoyo que se les proporciona en los centros, como el que se abrió en el jardín Río de Janeiro, de la colonia Roma, es de primer auxilio sicológico, de escucha activa, compresión de la persona y brindarle un espacio seguro donde pueda desahogar su carga emocional.
Solares señaló que en el caso de los jóvenes han llegado agotados, después de haber estado trabajando en brigadas, recogiendo escombros y ayudando en los albergues y centros de acopio. Acuden sintiendo que su cuerpo no les responde, pero con la necesidad social de seguir apoyando.