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Apuntes Postsoviéticos

Barómetro

T

odo parece indicar que el presidente Vladimir Putin se propone seguir despachando en el Kremlin hasta 2024 y la única duda que no ha podido resolver es en qué calidad va a ser postulado para un cuarto periodo presidencial en los comicios de marzo del año siguiente: como candidato del partido gobernante Rusia Unida, la variante más fácil, o como candidato independiente cuyo registro obliga a recabar un mínimo de 300 mil firmas de apoyo en por lo menos 40 entidades de la federación, sin que ninguna de éstas pueda aportar más de 7 mil 500 rúbricas.

Putin hará pública su decisión entre octubre y noviembre, aunque los resultados de la reciente jornada electoral en Rusia –considerada por los analistas una suerte de barómetro de lo que podría ocurrir en las presidenciales– favorecen la segunda opción, que permitiría al mandatario presentarse como un candidato de masas al margen del oficialismo, aparte de que siempre le queda la posibilidad de sacrificar al primer ministro, Dimitri Medvediev, endosándole toda la culpa en el supuesto de que se agrave la crisis económica.

Entretanto, estas son algunas de las conclusiones que dejó la cita con las urnas a medio año de que se sepa quién estará al frente de Rusia el siguiente sexenio. Llama la atención, sobre todo, la escasa participación, inusualmente baja para todo el país. Convocados los rusos a elegir desde gobernadores en 16 entidades federales hasta, en el otro extremo de la pirámide del poder, diputados municipales, incluidos en este último capítulo los representantes de cada uno de los 146 distritos de la ciudad de Moscú, acudió a las urnas apenas 12 por ciento del padrón.

En el interior del país, según los observadores, más que signo de aprobación de políticas, sigue siendo abrumadora la capacidad de Rusia Unida de facilitar el triunfo del candidato designado desde el Kremlin.

Ello es válido incluso en lugares para los que las encuestas de intención de voto favorecían a un candidato opositor, como la región de Sverdlovsk, por mencionar un solo caso, donde Yevgueni Roisman podría haber arrasado si las autoridades no hubieran impedido su registro con pretextos francamente risibles.

Para ser electo sigue siendo determinante el administratitvny resurs (traducido como recurso administrativo, eufemismo para el uso inequitativo e insultante de todas las ventajas que otorga ostentar el poder para beneficiar al aspirante oficialista).

De nuevo, hubo numerosas denuncias de urnas embarazadas, alteración de actas, carruseles y demás artilugios que hacen posible el fraude. En la capital rusa, no obstante, se logró poner fin a la era de la votación unánime en favor del oficialismo y la oposición al Kremlin, por primera vez en muchos años, tendrá voz y voto en la toma de decisiones de los asuntos urbanos, dejando de ser una especie de simulacro de contrapeso de las autoridades.

En otras palabras, para bien o para mal, según quiera verse, el sucesor de Putin se conocerá no antes de seis años y medio.