María Callas, en Bolougne-Billancourt
n parte de las 11 hectáreas de la isla Seguin, que forman dos brazos del Sena en la región de Boulogne-Billancourt, al noroeste de París, funcionó por décadas la fábrica de autos Renault. Allí quiso el magnate François Pinault construir un museo para su colección de arte contemporáneo. No hubo entendimiento con las autoridades, pero Venecia le ofreció el Palazzo Grassi, que remodeló espléndidamente.
Cuando hace 25 años la Renault dejó la isla, varios inversionistas propusieron destinarla a un moderno conjunto habitacional y oficinas para grandes corporaciones. Sin embargo, las instancias gubernamentales acordaron con la iniciativa privada establecer un gran centro dedicado a la música. Hoy funciona exitosamente bajo la dirección de Jean-Luc Choplin, por lustros responsable del ya centenario Teatro Chatelet, ubicado en pleno corazón de París.
El centro tiene forma de inmenso huevo que descansa sobre parte de una plataforma de más de 36 mil metros cuadrados. El cascarón del huevo es una rejilla de madera y otros materiales que forman una malla hexagonal. Su diseño estuvo a cargo de tres laureados arquitectos: Jean Nouvel y François Jean de Gas (Francia) y Shigeru Ban (Japón).
El cascarón de ese huevo lo protege un velo móvil hecho de paneles fotovoltaicos que se mueven con el sol, símbolo tecnológico para hacer de esta ciudad de la música ejemplo de alta calidad ambiental.
Dentro del gigantesco huevo, una sala de conciertos para mil cien personas y un auditorio para más de 5 mil. La madera y los demás elementos utilizados en ambas salas permiten un sonido perfecto. Además, se cuenta con sitios de comida y bebidas de todo tipo y costo. En la parte alta exterior se instaló un jardín, Bellini, al que se accede por una escalera monumental. Existe un amplio espacio para exposiciones. Se inauguró hace una semana con una magna para recordar a María Callas, fallecida en París hace 40 años.
Como hizo cuando dirigió el Chatelet, Choplin desea que en el nuevo centro tengan cabida todas las expresiones musicales, de la popular a la clásica. Ya estuvo Bob Dylan y en lo que resta del año ofrece dos musicales: Porgy and Bess y West Side Story, obras de Haendel y Jimmy Hendrix, de Mozart y Herbie Hancock. O el pianista Menhahem Pressler.
Desde esta isla se disfruta un paisaje pleno de verdor y muy poco frecuentado antes. En 2021 contará con nuevas atracciones culturales, que lo convertirán en la ciudad de la música y el arte del siglo XXI de la región parisina.
Un grupo de artistas franceses propone organizar allí diversos actos para reunir fondos destinados a los damnificados de los sismos en México. En particular de Oaxaca y Chiapas. Esperamos sean escuchados en aras de la amistad que une a los dos países.