Damnificados que perdieron todo por la destrucción del fuerte temblor del martes sobreviven en albergues delegacionales, entre ellos los instalados en la Sala de Armas del Centro Deportivo Magdalena Mixhuca y Benito Juárez.

El primero no tiene más del 10 por ciento de ocupación, aunque esta acondicionado para recibir a 100 personas. Por el contrario, el segundo albergue hasta el momento ha alojado a más de 300, quienes duermen en colchonetas. También hay lugar para quienes llegan con mascotas.

Algunas personas, angustiadas y con crisis nerviosa, señalan que la catástrofe arrasó con sus inmuebles, documentos personales y ropa. Otros regresaron para rescatar pertenencias, sin importar el riesgo de que las moradas colapsen. Además lamentan los severos daños en sus departamentos, pues al ser revisados por especialistas, les dijeron que no cumplían con las normas que garantizan la seguridad de la estructura ante un sismo, ya que las constructoras no utilizaron materiales adecuados.

Fátima Meza, del Instituto Nacional de Psiquiatría, explica que los damnificados presentan síntomas de estrés agudo, ataques de pánico y crisis de angustia. Sobre todo están ansiosos y tristes, porque muchos perdieron su hogar, familiares. Unos están angustiados porque no encuentran a sus seres queridos. En los niños se presentan cuadros de ansiedad, aislamiento, irritabilidad, por mencionar algunos.

Debido a la incompetencia gubernamental surgen brigadas juveniles de apoyo sicológico y rescate, quienes recorren calles armados con palas, marros y carretillas para realizar labores de salvamento. En la calle dirigen el tráfico para evitar el caos vehicular o en los centros de acopio llevan la batuta, organizando el reparto de ayuda humanitaria.

Olga Verónica Cruz González es voluntaria. Asegura que en la delegación Xochimilco se requieren brigadistas para ayudar a las víctimas, pues se reportan severos daños en casas, edificios e iglesias.

Con el apoyo de Protección Civil, Eduardo Martínez López rescató el martes a una persona enterrada en los escombros de un edificio de la calle Balsas, en la colonia Miramar, sin importar arriesgar su vida. Había una columna de cemento que logramos romper con un marro. Fue difícil y tardado. El joven que sacamos nos dijo que había más gente atrapada, creemos que son al menos seis, incluso dice, algunos podrían estar sin vida. En este lugar el edificio está muy dañado y a punto de caer. Cuadrillas de militares trabajan en la zona para rescatar a posibles sobrevivientes.

Aarón Emiliano Sánchez Valencia tiene 16 años, pertenece al grupo de scouts y brinda apoyo en silla de ruedas en el albergue ubicado en el Deportivo Benito Juárez. Empaqueta y ofrece comida y agua, tanto a los demás voluntarios como a los refugiados. En ocasiones sus padres lo ayudan para desplazarse por el lugar.

La mayoría de las familias que se refugiaron en el albergue del deportivo Benito Juárez fue porque sus viviendas están dañadas, desaparecieron con el sismo o autoridades de Protección Civil los están revisando. Las colonias más afectadas en la zona fueron la Del Valle y aledañas. De acuerdo con los encargados hace falta comida enlatada, agua y productos de limpieza y aseo personal.

El gimnasio de Coyoacán sólo funcionó como centro de acopio.