17 de septiembre de 2017     Número 120

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

“Son pobres, pero tienen tierra”:
economía campesina y neoliberalismo

Lía S. Gutiérrez Gaytán


Mantener a la familia de Chico, de 13 integrantes, requiere la entrada económica de Prospera, los salarios de 5 de los miembros, el trabajo doméstico de la madre, y actividades adicionales como cazar, pescar, recolectar, sembrar y criar gallinas.
FOTOS: Lía S. Gutiérrez Gaytán

“Son pobres, pero tienen tierra, teniendo tierra y trabajándola, se come bien”, dice una señora mestiza, al ver pasar a Francisco Sierra, mejor conocido como Chico; nacido en cuevas, hijo de padres y ancestros que también nacieron en cuevas. Chico habita hoy, junto a su familia, una bonita y firme casa de adobe construida con sus propias manos. La casa se levanta en medio de un valle oculto durante mucho tiempo, entre pilares gigantescos de piedras en las que retumba todavía el eco de una lengua que cada vez se habla menos: pima, u o´ob, como se llaman a sí mismos los habitantes del grupo indígena sonorense al que pertenece Chico.

Hasta hace pocas décadas, la mayoría de los o´ob no conocían el castellano, que era solamente hablado por los protagonistas de la mayoría de sus historias de injusticia y conflicto, los chabochi. Aunque los chabochi (así llaman los o´ob a blancos y mestizos) no sólo han sido enemigos; también hay chabochi amigos, como el padre David, franciscano capuchino, siempre solidario y defensor de los derechos de los pueblos indígenas; buenos compadres; compadres temidos, como el alcalde panista del municipio, quien antes de las elecciones presidenciales del 2012 pasó regalando despensas a cambio de las credenciales de elector de o´ob y mestizos. No mencionó abiertamente para quién iba a ser el “voto”, pero todos sabían con qué candidato era la nueva alianza del “mero, mero”; la promesa era que, con esta alianza, terminaría la ola de violencia y crisis económica que afectaba a los pobladores.

El pronóstico sobre el candidato que ganaría la presidencia fue acertado, pero, a 5 años de distancia, la crisis económica no quedó atrás ni la violencia cesó. Lo que sí fue cierto es que no les quitaron el apoyo del programa Oportunidades, convertido en Prospera.
Mantener el nivel de bienestar de la familia de Chico, de 13 integrantes, requiere la entrada económica de Prospera, los salarios de Chico, su hermano, primo y su padre en la carbonera, el salario de su hermana en una pequeña fábrica de quesos, el trabajo doméstico y cuidado de los hijos por parte de la madre, y actividades adicionales como cazar, pescar, recolectar frutos y nopales, sembrar en la milpa de maíz, frijol, chile y calabaza, sembrar papa y hortaliza y criar gallinas para el consumo de huevo. De depender sólo de sus salarios, su alimentación estaría tan empobrecida como las dietas de los o´ob y mestizos sin tierras, y sin empleos en la mina o el narcotráfico (las laborales “mejor remuneradas”).

A pesar de la riqueza alimentaria de la que pueden disponer los pocos o´ob que tienen tierras de cultivo y acceso al agua, existe un alto índice de diabetes, obesidad e hipertensión en todos los sectores de la población, que se incrementó, al igual que la actividad delictiva, a partir de la construcción de la carretera interestatal Sonora-Chihuahua y de la entrada masiva de alimentos y bebidas chatarra con la entrada en vigor del TLCAN.

Para todos aquellos campesinos yaquis, mayos, guarijíos, pimas y mestizos que no poseen tierras o viven en rancherías, en donde la unidad familiar y la agricultura de subsistencia amortiguan la pobreza que oferta el proyecto neoliberal, la adversidad aumenta en medida que disminuyen los pinos y encinos destinados a carboneras y aserraderos, el agua y la tierra, explotadas y contaminadas por las actividades extractivas.

Sonora es el estado con mayor actividad y producción minera del país: 36.8% de la producción nacional de oro y 83.8% de la producción de cobre (datos de INEGI), a la par de contar con algunas de las mayores historias de despojo, devastación ambiental y muertes por enfermedades extrañas.

Los chabochi son, desde hace muchos años, los protagonistas de la barbarie. A pesar de esto, antes de dormir, Chico y sus hermanos los miran sin resentimiento en una pequeña televisión, protagonizando historias menos trágicas. Se acuestan temprano, pues al otro día hay que levantarse a las 4 am, bañarse, cambiarse, desayunar y caminar a la carbonera, al aserradero, tal vez a alguna construcción a Ciudad Obregón, cobrar, esperar que la lluvia llegue a la milpa y mientras, regar el huerto con el agua del río, cortar leña y prender el fogón para hacer las tortillas.


Los chabochi son, desde hace muchos años, los protagonistas de la barbarie.
A pesar de esto, antes de dormir, Chico y sus hermanos los miran sin resentimiento en una pequeña televisión.


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