La mayoría de las viviendas están ladeadas, tienen enormes boquetes o ya no existen
En las paredes que quedaron en pie permanecen a su suerte altares, viejas fotos de una boda, de una primera comunión, así como diplomas escolares
‘‘Oaxaca está de luto, pero de pie’’: autoridades
Viernes 15 de septiembre de 2017, p. 6
Ixtepec, Oax.
A pesar del riesgo de que varias viviendas se desplomen en cualquier momento, habitantes de diferentes municipios ingresan a sus hogares colapsados para recuperar documentos, ropa o pertenencias. La mayoría de las estructuras están ladeadas a causa del fuerte sismo de 8.2 grados de hace una semana. Otras casas presentan enormes boquetes, grietas en sus muros y columnas que pueden conducir al derrumbe.
En las paredes permanecen a su suerte altares, fotografías familiares, de alguna primera comunión, 15 años o bodas, así como títulos y diplomas universitarios empolvados a la espera de que alguien los rescate. Durante la semana comenzó la demolición de las viviendas más perjudicadas, muchas heredadas desde hace cuatro generaciones. Otras ya fueron censadas para verificar si las estructuras resultaron dañadas para proceder al derribo y posteriormente, según el caso, recoger escombros.
Por su parte, autoridades locales señalan que Oaxaca ‘‘está de luto, pero de pie’’, y que sigue en la etapa de emergencia. Además, se instalaron 41 albergues y se mantiene el reparto diario de víveres y agua. Advierten que ‘‘cualquier persona que lucre’’ con la tragedia será castigada.
Los elementos del Ejército Mexicano entregaban la ayuda humanitaria casa por casa; posteriormente la gente se tenía que acercar a los camiones militares o no que transportaban la ayuda.
Durante un recorrido por Ixtaltepec se observa a una familia sacando sus muebles y demás pertenencias de su casa recién remodelada, que permaneció en pie, pero inclinada y con los cimientos hundidos por el temblor. Otros vecinos del municipio que se encontraban en otra ciudad cuando tembló se sorprendieron al ver sus casas derrumbadas.
En Juchitán, por ejemplo, la parte frontal de la casa de dos pisos de Arturo Santiago Marín se vino abajo. El afectado dice que las enormes y pesadas vigas golpearon la cabeza de su hijo, provocándole una herida.
Debido a la desesperación y el pánico, manifiesta que él, su madre en silla de ruedas e hijo no lograron salir de la vivienda; se refugiaron en el pasillo de la cocina. Los escombros formaron un enorme dique impidiéndoles el paso. Durante más de 24 horas estuvieron incomunicados hasta que integrantes de la Brigada de Topos los rescataron, pero Arturo y los suyos regresaron para salvaguardar sus bienes.
Para evitar saqueos en domicilios, el teniente del Ejército Heriberto Rivas Abundis, del 24 Batallón de Infantería de Hermosillo, Sonora, comenta que durante la noche realizan patrullajes en coordinación con las policías estatal y municipal. Agrega que las cocinas comunitarias oficiales preparan alrededor de 2 mil 500 raciones por día para alimentar a los más necesitados ante esta emergencia.
En Magdalena Tlacotepec, Elisa Sánchez solicita con de-sesperación que los gobiernos federal y estatal la apoyen para reconstruir su hogar, pues ella y su esposo viven del campo y los recursos son insuficientes. Entre escombros de lo que fue su hogar explica que duerme en casa de parientes.
‘‘Cuando tembló las paredes cayeron sobre un señor que iba a la tienda a comprar su cerveza; pensé que se iba a morir. Sangró y se lastimó mucho, porque el muro lo aplastó. Un vecino lo rescató y lo trasladó al hospital.’’