La industria tabacalera podría estar a punto de lograr la aprobación de las autoridades sanitarias para vender un cigarrillo electrónico que se presenta como menos dañino, sin pruebas científicas que lo sustenten y para el cual no existen reglas claras de comercialización y control, advirtieron organizaciones civiles.

Juan Zínser, presidente del Consejo Mexicano contra el Tabaquismo, subrayó que este nuevo dispositivo, con nombre comercial Iqos (siglas de la frase I quit ordinary smoking o Dejo de fumar de manera convencional), juega con la idea de ser una forma menos nociva de consumir tabaco, sin demostrar que efectivamente así sea.

La empresa Philip Morris, promotora de Iqos, afirma que este aparato no quema por completo el tabaco, sino que sólo lo calienta, por lo que el fumador estaría inhalando una especie de vapor en vez de humo, lo cual es falso, explicó Zínser, puesto que de todas formas ocurre un proceso de combustión.

La industria recicla estrategias de mentira, con modalidades de un tabaquismo supuestamente menos dañino, e incluso echa mano de un diseño muy parecido al de un teléfono inteligente, para eliminar la sensación de que se trata de un cigarrillo y dar al consumidor la idea de un aparato moderno y sofisticado.

Érick Antonio Ochoa, director de políticas en salud pública de la Fundación Interamericana del Corazón, indicó que Philip Morris ya ha tenido acercamientos con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la propia Secretaría de Salud (Ssa), a fin de lograr la aprobación para vender Iqos a finales de este año.

Sin embargo, no se han hecho evaluaciones independientes y nos preocupa que la aprobación pueda darse escuchando sólo los argumentos de la industria tabacalera, enfatizó el especialista.

De acuerdo con Ochoa, la Ley General para el Control del Tabaco tiene las herramientas suficientes para regular la forma de vender y consumir éste de forma integral en México, y no sólo los cigarrilos tradicionales.

Las organizaciones enviaron una carta a la Ssa y la Cofepris para exigirles que se hagan públicas las negociaciones relacionadas con Iqos y otros dispositivos electrónicos utilizados para administrar nicotina, se les apliquen las mismas regulaciones que a otros productos de tabaco y se prohíba su uso en espacios públicos cerrados y áreas de trabajo.