Los acordes de la canción Palillos chinos, de la orquesta de Carlos Campos, fue la señal de salida para que veteranos bailarines se sacudieran de dolores y pesares. Al Palacio de los Deportes, transformado en pista de baile, acudieron ayer miles de adultos mayores, muchos con bastón, para escuchar y despabilarse con la Sonora Dinamita, Rayito Colombiano, los Teen Tops y la Sonora Santanera, entre otras orquestas.

Al evento Bailar es recordar, que se celebra anualmente, llegaron desde el mediodía grupos de mujeres, parejas y algunos solitarios, dispuestos a disfrutar hasta que el cuerpo aguante, ya que 12 grupos tocaron, desde ritmos tropicales hasta rock and roll.

Mientras los adultos mayores lucían fatigados en el camino desde la estación del Metro, por el subir y bajar escaleras, andar bajo el sol, cargar bolsas con comida, bebida y algún banco portátil, a su llegada a la pista de baile la alegría los transformaba. La música los volvió cuerpos ágiles, ligeros y diestros.

Eva Vázquez, risueña, llegó con sus amigas Rosita e Irma para disfrutar la música, y hasta deseó que este evento se realizara por los menos cada 15 días: la música es maravillosa. Nunca falta con quien bailar, siempre encontramos pareja. Si no, bailamos entre nosotras, pero lo mejor de todo es bailar con los pachucos.

Enrique Osorio es uno de los pachucos, por los que muchas mujeres lo buscan para bailar, pero él viene con su pareja, su esposa Teresa. Con sus zapatos de charol blanco y negro, con sombrero, así como pantalón holgado, dijo que siempre la canción que espera con ansia es el danzón Violín encantado, del Chamaco Aguilar.

En la pista de baile, los diestros bailarines, hombres y mujeres de más de 60 años, se olvidan de que no tienen pensión, carecen de seguridad social y empleo, de que están enfermos y de sus dolencias, o de que dependen económicamente de sus hijos. Ellos se mueven, según lo requiera el ritmo musical, con soltura y risas si es un rock, o con toda seriedad y formalidad si se trata de un danzón.