Aquismón, SLP.

Desde la comunidad de San Pedro de las Anonas, de población teenek (huastecos), el eclipse parcial de Sol tuvo decenas de infantiles ojos tímidos y curiosos. ‘‘No lo vean más de cinco segundos y usen siempre la mica’’, les recomendaba el presidente Enrique Peña Nieto, presto a compartir también su propio interés por el fenómeno.

El calor en la Huasteca es proverbial. Ayer también. Peña Nieto vino aquí para inaugurar las clases de la enseñanza básica en todo el país. Ceremonia sencilla, sin sillas ni presídium.

Pero aún más insólito y para asombro de muchos, sin las usuales vallas metálicas que usa el Estado Mayor Presidencial para delimitar a los pobladores interesados en saludar al jefe del Ejecutivo.

Esta vez aquéllas fueron remplazadas por unifila. ‘‘Aquí la gente es tranquila’’, alcanzaron a dar como justificación medio ruborizados un par de coroneles pertenecientes al cuerpo militar responsable de la seguridad presidencial.

Y también inusual, hubo un orador después de que el presidente Peña Nieto dirigiera el mensaje de apertura de cursos.

La investigadora y divulgadora de la ciencia Julieta Fierro (‘‘astróloga’’, la presentó en un lapsus el secretario de Educación, Aurelio Nuño, aunque de inmediato corrigió: astrónoma) fue la encargada de dirigir a los niños, quienes sólo con pelotas y globos blancos, azules y amarillos, y en mero ejercicio de perspectiva, y así, todos los presentes pudieran entender que, con el mero uso del pulgar se puede ocultar lo lejano, como ayer ocurrió con la Luna cubriendo al Sol.

En el patio escolar se habían instalado unos modernos telescopios. Al final se optó por el sencillo método de unas micas, de las cuales el mandatario preguntó a sus asistentes si había número suficiente para todos los niños, y a éstos les sugirió conservarlas como recuerdo. Porque aunque en la historia de la humanidad ha habido muchos eclipses, indicó Peña, ‘‘en la que nos tocará vivir serán pocas veces las que nos toque ver este espectáculo de la naturaleza…’’