Sociedad y Justicia
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Piden destinar ese dinero a programas sociales

Impuesto al refresco desalienta consumo entre los más pobres
 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de agosto de 2017, p. 37

Tomar un refresco al día aumenta la probabilidad de tener sobrepeso, 27 por ciento entre adultos y 55 por ciento para los niños, sobre todo en los sectores de menos ingresos económicos, pero también en ese grupo es donde tiene más impacto el impuesto a los refrescos, pues desincentiva su consumo.

Académicas de Estados Unidos y México señalaron la importancia de que los recursos obtenidos por esta vía se destinen a programas sociales. En Filadelfia, por ejemplo se hacen mejoras en parques, centros recreativos, bibliotecas y escuelas, comentó Hannah Lawson del Departamento de Salud de esa ciudad.

Berkeley, California fue el primer sitio donde se impuso la medida fiscal para las bebidas con azúcares añadidos, recordó Lynn Silver del Instituto de Salud Pública de California.

La especialista comentó que los recursos que obtiene el estado por el gravamen se aplican en el entrenamiento de nutriólogos para la comunidad negra, programas de cocina y huertos en las escuelas, así como para programas de prevención de obesidad y diabetes.

En México, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa, hasta junio pasado se habían instalado 11 mil bebederos en escuelas públicas del país. Esta medida se aprobó con la entrada en vigor del impuesto a los refrescos, el cual está vigente desde 2014.

Al respecto, Arantxa Colchero, investigadora de la Dirección de Economía de la Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, comentó los resultados de estudios realizados en colaboración con la Universidad de Carolina del Norte, de aceurdo con los cuales, en México, la compra de bebidas con azúcares añadidos se redujo 6 por ciento durante el primer año de aplicación del impuesto, y nueve por ciento en el segundo.

Las especialistas participaron ayer en el foro Impuestos a las bebidas azucaradas: tendencia mundial, donde coincidieron que ni en las ciudades estadunidenses ni en México hubo pérdida de empleos a consecuencia de la medida fiscal.

Al contrario, señaló Colchero, en México es importante retomar la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de aumentar el impuesto de 10 a 20 por ciento y destinar los recursos a la prevención de enfermedades asociadas con el elevado consumo de este tipo de bebidas. Además del sobrepeso y obesidad, hay un riesgo mayor de desarrollar diabetes, hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares.

Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, dijo que el impuesto debe acompañarse de otras políticas para el control de la publicidad, etiquetado, la regulación en escuelas y subsidios a alimentos frescos y saludables.