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El futuro del PRI

El partido carga el pesado fardo del descrédito por la corrupción de ex gobernantes

Sauri: para las postulaciones deben valer más los méritos que los años de militancia

Al elegir candidaturas una opción puede ser una pasarela de funcionarios del gabinete

 
Periódico La Jornada
Martes 8 de agosto de 2017, p. 5

Dulce María Sauri Riancho, ex presidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI), consideró que el tricolor puede recurrir a cualquier fórmula estatutaria para elegir un candidato presidencial que gane y construya una candidatura competitiva en 2018, sólo si hay negociación previa. Ningún método construye mágicamente triunfadores, aclaró.

En entrevista con La Jornada resaltó que si bien el partido recuperó el poder, el retorno de la figura presidencial presenta resistencias internas, sobre todo en la antesala de la nominación del candidato.

Y en vísperas de la 22 asamblea nacional de ese partido, consideró que las objeciones entre la militancia a postular ciudadanos o simpatizantes puede tener nombre, José Antonio, y apellido, Nuño.

La ex gobernadora de Yucatán también planteó que una alternativa podría ser una pasarela de funcionarios del gabinete y así no habría desconocidos para los priístas.

Sauri Riancho condujo el PRI en 2000, durante la derrota de Francisco Labastida –atribuida por ex gobernadores y dirigentes a un pacto del ex presidente Ernesto Zedillo con el PAN–, y luego organizó la 18 asamblea que impuso los candados para los candidatos.

Ahora, en la discusión que se dará para definir si se retira o no la militancia de 10 años como requisito para ser candidato presidencial, evaluó:

“Considero más positivo para el PRI y sus procesos internos –no sólo la Presidencia de la República– que se reivindique el mérito y la experiencia en las postulaciones, más que los años de militancia.”

–El PRI se rehizo y recuperó la Presidencia, pero abundan las quejas de que el partido se gobierna por los hombres en el poder.

–Sí, gobiernan los hombres en el poder. Sólo que esa fuente de poder se transformó a partir de 2000. Con la derrota y la pérdida de la figura presidencial como eje articulador, el PRI dejó de ser una organización unipolar y pasó a una multipolaridad desconocida en toda su vida institucional.

Actores influyentes en el modelo agotado, como los gobernadores y líderes de los grupos parlamentarios, se transformaron en poderes fácticos y protagonistas de las decisiones sobre la agenda partidista y la relación con el nuevo gobierno. La dirigencia del partido también se transformó en una más de las fuentes de poder, lo que cambió con el triunfo en 2012.

–Con los resultados electorales de 2016 y 2017, ¿cómo llega el PRI a su asamblea?

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La ex dirigente priísta Dulce María Sauri Riancho, en imagen del 13 de junio de 2006Foto Guillermo Sologuren

–Indudablemente, la pérdida de alrededor de 4 millones de votos en estos dos años es fuente de preocupación para el PRI. Sobre todo, porque se registra en el estado de México y Veracruz. Buena parte de esos sufragios perdidos se da entre quienes votaron por Enrique Peña Nieto, pero no por el PRI y sus aliados en los procesos posteriores.

Sauri Riancho recordó que la 21 asamblea, de 2013, ya introdujo la figura de ciudadano simpatizante para aspirantes a candidatos a gobernador, pero irónicamente a éstos no les aplica obligaciones que sí deben cumplir los militantes.

Lo que verdaderamente hace ruido a algunos grupos es su aplicación en la postulación de la candidatura presidencial, dijo.

Mientras un sector de priístas insiste en que la elección del candidato se defina con la consulta a la base, recordó que esa figura ya existe en los estatutos, además de la convención de delegados y la comisión para postulación.

Los métodos son sólo eso: procedimientos para seleccionar a la mejor persona, capaz de competir exitosamente en las elecciones. Cualquiera de los tres métodos sirve si existe la precondición de la negociación. Ninguno funciona si hay cerrazón o exclusión, antes o después, indicó.

–¿Podría ir el tricolor con un candidato externo, que las bases respalden?

–¿Que no sea militante o cuadro priísta? ¿Cómo categorizar a quienes, sin ser cuadros o sin inscripción formal, forman parte de un gobierno priísta? Ellos aplican políticas públicas contenidas en el programa de acción y coadyuvaron a cumplir compromisos de campaña electoral.

“Más que ‘ciudadanos simpatizantes’ son personas comprometidas con el PRI, más cuando han tenido bajo su responsabilidad áreas sensibles” del gobierno.

Sauri evaluó que si bien los documentos básicos le dan coherencia interna al partido, la responsabilidad social del Estado sigue sin estar definida y además carga el pesado fardo del descrédito social por la corrupción de ex gobernantes.

–¿A qué atribuye esos casos?

–Los controles políticos que atemperaban excesos de los gobernadores desaparecieron con la alternancia. El PRI los dejó sujetos a una deficiente regulación y les dejó libre cancha para postular al candidato a sucederlos y a los legisladores.

–¿Ve al PRI nuevamente fuera de Los Pinos?

–Dependerá de la capacidad de convencer a la mayoría para ganar. Nada está escrito irremisiblemente, ni el triunfo ni la derrota –concluyó.