Sábado 5 de agosto de 2017, p. 9
Verónica Cervantes Zúñiga fue la segunda piloto mujer de Aeroméxico. Después de 36 años de trabajo, ayer fue condecorada por 17 mil 500 horas de vuelo. A su generación le tocó romper las barreras de género y, aunque asegura que nunca fue discriminada, debió mezclar los viajes y ausencias largas con la crianza de dos hijas.
Apenas se le pregunta de su trayectoria, la capitana explica al hilo, en unas cuantas palabras, casi cuatro décadas de trabajo:
Hasta 1988 fui primer oficial (copiloto); tras la quiebra de Aeroméxico me fui a trabajar a Panam; regresé a México en 1991 y, ocho años después, ya era comandante de cuatro barras. Ahora vuelo el Boeing 777, el más grande que tiene México. Son casi 300 toneladas
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Ahora vuelo el Boeing 777, el más grande que tiene MéxicoFoto Fabiola Martínez
La única discriminación que hacemos es a los malos pilotos
Aeroméxico y el sindicato de pilotos la han cobijado, pero su rol de madre nunca fue pretexto para fallar. Así crió, junto con su esposo, Eduardo Garciagodoy, también piloto, a Mariana, hoy directora de Coros y Orquesta, catedrática en Estados Unidos y a Cristina, estudiante de maestría de biología en Alemania.
Después de volver del permiso de maternidad, pedía vuelos de ida y vuelta, pero nunca fui discriminada por mi género; la única discriminación que hacemos en Aeroméxico es a los malos pilotos
, expresó la comandante, con cuatro barras y una estrella, es decir, jefa de pilotos y experta en cruzar océanos.