unque no tenga ningún valor mi sentimiento en este caso, quiero comenzar diciendo que, a pesar de que muchos de sus planteamientos no dejaban de resultar atractivos, nunca me hizo muy feliz la figura del Chávez venezolano ni tampoco del tal Maduro.
Ni siquiera cuando tuve la oportunidad de encontrarme con él, lo que me permitió darme cuenta de que su personalidad podía resultar sumamente seductora. Pero había otras cuestiones en su gobierno que, por decirlo de alguna manera, apuntaban más a Mussolini que a Salvador Allende.
Sin embargo, la oportunidad de penetrar en un círculo social francamente opositor, así como el conocimiento de lo venezolano y el afecto especial que le profeso, también abría las puertas a comprender porqué las cosas habían llegado a tal extremo. Con el paso de los últimos cuarenta años, las contradicciones y diferencias sociales de ese país más bien se habían agravado en vez de disminuir… La explicación dominante de haber llegado a tales extremos era que “Chávez había sabido soliviantar a la chusma…”
Nunca oí una consideración de por qué la chusma
era soliviantable. En otro sentido, se podría hacer un verdadero collar con las perlas que se me ofrecieron sobre lo que más le molestaba a aquella gente del presidente, aunque la más destacada fue que no podían soportar que fuese negro…
A partir de entonces, he estado especialmente atento a los planteamientos opositores que, en su mayor parte, me han parecido legítimos, pero vale subrayar que todos ellos –hasta donde lo he podido percibir– son de carácter político. Es triste, doloroso y hasta peligroso que la oposición venezolana se concentre en derrocar al chavismo, no obstante que, con apreturas o no, ganó las pasadas elecciones presidenciales, pero no emane de ella un solo planteamiento para solucionar la compleja problemática social que padece la mayor parte de la población: de los que, los pomadosos, definen como la chusma
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Al parecer, su idea es simplemente procurar que las cosas vuelvan a ser como antes de que se tergiversara el magnífico
orden que se había establecido y que daba lugar a una espléndida vida para unos, aunque también generara una creciente pauperización para muchos otros…
También la agresividad de que hacen gala los opositores, no deja de preocupar que una situación como la actual que, chueca o derecha, sobrevino de una problemática social que se agravaba día a día, no se piense en ella, además de simplemente volver a los buenos tiempos arreglando la situación política.
Supongo que, en el fondo, la idea que prevalece entre los enemigos del gobierno actual es que la chusma se someta al sagrado principio de callar, obedecer y aguantarse con las migajas. En tales condiciones resulta difícil que le retire su apoyo al actual gobierno y éste pueda seguir haciendo desfiguros que van desde una pésima administración pública hasta convertir la memoria de Chávez en el Espíritu Santo.
Finalmente, sólo me gustaría, pensando en la derecha mexicana, recordar aquel sabio precepto antiguo que dice, como todos sabemos, cuando veas la barba de tu vecino rasurar, pon la tuya a remojar
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