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Este año, la SSP ha retirado 30 mil objetos para apartar lugares

Letra muerta para franeleros, la Ley de Justicia Cívica capitalina
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de agosto de 2017, p. 28

Cuando se trata de apartar la vía pública para hacer negocio con ella o hacer respetar un espacio privado, cualquier cosa es buena. Lo mismo un huacal que trafitambos, o bien botellas de agua, llantas, piedras o hasta troncos de árbol son utilizados con el fin de evitar que algunos carros se estacionen afuera de algún domicilio o negocio, o para cobrar una cuota por ocupar un lugar.

Cifras de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México detallan que tan sólo en el periodo que va de enero a junio de este año, la policía retiró cerca de 30 mil objetos diversos que estaban colocados sobre el arroyo vehicular.

No obstante que la Ley de Justicia Cívica para esta capital estipula la prohibición de colocar enseres en la vía pública, e incluso fija multas que podrían ser de 771 a mil 402 pesos, o arresto de 13 a 24 horas, muy pocos hacen caso a esa norma; un caso concreto lo constituyen los llamados viene-viene, que cobran de 10 a 50 pesos –cuando hay algún espectáculo– por un lugar que previamente apartó con cualquier cosa.

Los datos oficiales refieren que las delegaciones políticas donde se retiró esa cantidad de cosas en el primer semestre de este año fueron Venustiano Carranza, Iztacalco, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Cuauhtémoc, Tlalpan, Coyoacán y Benito Juárez.

Según la SSP, elementos de la Subsecretaría de Control de Tránsito fueron los responsables de atender las quejas ciudadanas por la colocación de cualquier objeto o bien para llevarse vehículos en estado de abandono, para lo que pusieron en marcha el operativo de recuperación de espacios y retiro de obstáculos, que ayudó a quitar de la vía pública 28 mil 453 enseres colocados de manera ilegal.

A la par, los uniformados de la SSP remitieron a los depósitos vehiculares de esta ciudad a mil 803 vehículos que tenían ya más de 15 días sin ser movidos o bien acumulaban en su interior basura o residuos que constituían focos de infección, de malos olores y de generación de fauna nociva.