Acho 2017: temporada domecqsticada, señala el crítico peruano Pocho Paccini
obre la gestión de la empresa mexicana Casa Toreros, concesionaria de la Plaza de Acho, en Lima, y la próxima Feria del Señor de los Milagros, el crítico peruano Pocho Paccini señala en el portal Pureza y Emoción:
“Una vez más, lo que ofrece la empresa que regentea la Plaza de Acho no termina siendo del gusto de un importante sector de la afición peruana, en la que me incluyo y a la que llaman... amargada... antisistema, etc. Este sector considera que la Fiesta no sólo es de toreros, sino fundamentalmente de toros, y que por lo menos se deberían dar un par de corridas de encastes distintos al edulcorado y predominante Domecq. Al menos esas dos corridas de comportamiento nada predecible y, por tanto, faenas nada soporíferas, que exijan la papeleta a toreros ‘modestos’ pero con suficiente valor y recursos para enfrentarse a esta clase de encastes… que de modestos sólo tienen la maquinaria publicitaria. Si el argumento para no traer estos encastes es que el coste de transporte desde España es muy elevado, pues se puede apostar por ganaderías colombianas como Mondoñedo o mexicanas como Piedras Negras, De Haro, Jaral de Peñas, Zacatepec, hierros que garantizan emoción y no festivales de orejas...”
Añade Pocho Paccini: “Fernando Roca Rey hace como tres años que no torea y dudamos que se ponga a punto en lo que falta para su actuación... Hubiera sido más acertado que repitiera Joaquín Galdós, que también es del gusto de cierta afición peruana que no es del todo adicta al toreo arrebatado, tremendista y mucho valor de Andrés. Joselito Adame ya no tiene más que mostrar salvo su repertorio capotero, ya que torea en línea y desperdicia embestidas y últimamente hasta tiene que apelar a la acrobacia circense como entrar a matar sin muleta para llamar la atención e implorar orejas. Su pertenencia a la FIT lo convierte en colaborador de la empresa. A Rafael Serna lo apodera la empresa y demostró en la presente temporada española que no va a nada. No se justifica su inclusión en Acho. Jesús Enrique Colombo tiene a favor el valor y la ambición por llegar a ser figura, pero está con poco rodaje para la alternativa. Ginés Marín tiene empaque y puede llegar a ser importante… José Garrido va con la hierba en la boca y le han cerrado las puertas en las grandes ferias…
“De Enrique Ponce, quien comparece por enésima vez en Acho, no podemos negar que tiene empaque y torería, pero no siempre liga sino que hilvana con su consabido tranquillo. Su toreo carece de profundidad, algo que justamente dota de grandeza al toreo. Se saca los toros por fuera, no remata detrás de la cadera, torea con el pico porque según su evangelio ‘es imposible torear con la panza de la muleta’. Con sus virtudes de enfermero soba tanto a los toros que aburridos acaban embistiendo. De los avisos, en la historia está que son sinónimo de fracaso, pero sus adulones no señalan sus defectos ni denuncian sus abusos, por contra le dan coba… Lo cierto es que vive de lo que fue y que nadie niega, pero otra cosa es lo que hace, exige y torea hoy en día. Nos referimos a ejemplos como los becerros de Adolfo (sin entrar en el tema de los pitones) que toreó en el homenaje a Víctor Barrio. De Castella no esperamos mucho, pues su toreo se reduce a ahogar a los toros encimándolos... Manzanares hijo goza de la simpatía de gran parte de la afición peruana, pero componer la figura sin hondura en el toreo es como torear de salón. Mucho empaque y poca emoción”, concluye Paccini, con un taurinismo pensante que suponíamos extinguido en la afición y crítica sudamericanas.