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El más reciente poemario de Julio Trujillo aborda la extrañeza de ser y estar

El acelerador de partículas refleja el asombro de la existencia, que al mismo tiempo duele y es hermosa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de julio de 2017, p. 7

El acelerador de partículas es el título del más reciente poemario de Julio Trujillo (Ciudad de México, 1969), cuyos textos abordan la extrañeza de ser y estar, comentó el autor.

El título es referencia al ambicioso experimento científico que se lleva a cabo en la frontera franco-suiza con el gran colisionador de hadrones, diseñado para impulsar, casi a la velocidad de la luz, partículas subatómicas en direcciones opuestas.

Cuando esas partículas chocan se genera una especie de mini Big bang, que los científicos estudian con el fin de entender el origen del universo.

Ese momento del choque, explicó Trujillo, le interesó no con un fin científico, sino como metáfora del principio de los tiempos y el encuentro entre dos personas; así como para explorar mi propia extrañeza de ser y estar aquí en el mundo.

Publicado por el sello Almadía, El acelerador de partículas es un poemario que refleja el asombro de la existencia, que al mismo tiempo duele y es hermosa. Una especie de resistencia al hecho de ser y estar.

Una de las historias que me gustan es la del buda Siddharta Gautama, quien cuando llega a la iluminación es cuando despierta, como si hubiera estado dormido toda su vida; al abrir los ojos, el mundo lo asalta. En ese sentido, como ejemplo de su propuesta literaria, explica Trujillo, “en el poema Blues del súper, de repente abro los ojos y estoy en un pasillo de un centro comercial, en particular donde se encuentran los cereales, y todo lo que hay ahí me ataca: la luz, la música, las ofertas, los anuncios, como si acabara de nacer y fuera atacado por todo ello y me descuartizaran, puesto que no estaba preparado para eso”.

Eso tiene que ver con la cuestión “de que uno está en el mundo de la cotidianidad y de la fatalidad, porque tarde o temprano nos vamos a morir, y de repente se da uno cuenta de eso, de que cualquiera que sea sensible lo va a sentir de una manera muy singular.

“La voz que habla en el Blues del súper hay un momento en el que dice: ‘Voy a producir una lagrima, ya que es necesario llorar’. Pero ya que llora el personaje, éste sigue adelante. Logra avanzar a otro pasillo, por decirlo de alguna manera, aunque eso no es nada fácil”, expresa el autor.

Este libro es también una especie de desahogo, una manera de dejar testimonio de la extrañeza de ser y estar, una sensación de que hacia atrás queda la herida de haber nacido y hacia adelante la consciencia de que moriremos.

En El acelerador de partículas también se refleja lo maravilloso que es el ser, toda vez que es mejor ser que no ser.

El poemario está escrito con un lenguaje lo más claro posible, concluye Trujillo: Es muy musical. Son poemas conscientemente medidos a manera de conversatorio.