Un juego didáctico con el que niños con debilidad visual pueden desarrollar algoritmos computacionales fue el ganador del primer Premio a la Innovación y Diseño de Juegos para Promover el Interés por la Investigación Científica, organizado por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional.

El juego fue desarrollado por Francisco José Ruiz Sánchez, investigador del Cinvestav unidad Saltillo, y por el egresado Enrique Mireles Rodríguez, ambos del programa de Robótica y Manufactura Avanzada, quienes tras recibir ayer el premio explicaron que los niños con debilidad visual regularmente carecen de material didáctico para desarrollar la capacidad de estructurar secuencias lógicas.

En nombre de José Mustre de León, director general del Cinvestav, José Luis Leyva Montiel, secretario de Planeación de la institución, hizo entrega del premio, que consistió en un cheque de 100 mil pesos para desarrollar el prototipo del juguete, y agradeció la colaboración de Industrias Plásticas Martin en la organización del concurso.

El prototipo ganador consiste en un tablero con piezas intercambiables que sirve de medio de comunicación táctil, cuyo arreglo es interpretado como lista de instrucciones; es un entorno sencillo para crear algoritmos computacionales. También es una plataforma electromecánica de pruebas con ayuda auditiva para ejecutar los algoritmos y comprobar su eficacia.

Además, utiliza un robot móvil, para simplificar la detección del estado del sistema y su funcionamiento por medios auditivos. La propuesta busca que el jugador pueda organizar la forma de realizar una tarea con un algoritmo, generando una secuencia de acciones que le proporcione una solución.

Ruiz Sánchez explicó que la solución puede consistir en la planificación total de la tarea, considerando correcciones durante su ejecución o en una construcción gradual, por medio de la utilización de una estrategia inmediata para resolver el problema conforme se vaya presentando.

La plataforma desarrolla las capacidades de programación mediante el uso de una estructura lógica y ordenada de pensamiento. Además, propicia la actividad deductiva, basada en la causalidad de consecuencias, que permite depurar los algoritmos en un proceso de experimentación continua, exigiendo un análisis inmediato del funcionamiento del sistema.