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Suspiros, puertas
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Portada del disco en el que Pierre Henry colaboró con Maurice Béjart
E

n uno de los mejores capítulos de su espléndido libro The Rest is Noise (publicado en castellano como El ruido eterno), el crítico musical Alex Ross describe en su estilo vital, contundente e iluminador, un frente de batalla franco-germano que fue trazado en la ya lejana década de los 50.

El territorio a conquistar era, ni más ni menos, la dirección de la música nueva, particularmente de la música electrónica, y las posiciones opuestas eran bien claras. Del lado alemán, Herbert Eimert, Robert Beyer y Werner Meyer-Eppler sostenían que todos los sonidos musicales debían ser generados sintéticamente en el estudio.

Del lado francés, Pierre Schaeffer y Pierre Henry proponían un enfoque más flexible, combinando la síntesis electrónica con lo que ellos mismos llamaron musique concrète, la manipulación de objetos sonoros encontrados. Puede decirse que, en los años pioneros de la música electrónica, esa frontera entre Francia y Alemania permaneció, literalmente, electrificada. Los seguidores de cada bando tomaron su propio rumbo y, hasta la fecha, la batalla no se ha decidido cabalmente.

Cuatro de los cinco protagonistas de esta fascinante electro-guerra murieron entre 1960 y 1995. El más longevo de ellos, Pierre Henry, nacido en 1927, quedó como testigo solitario de los avances más recientes de una forma de arte de cuya creación fue pionero fundamental. Con su muerte, ocurrida en su natal París el 5 de julio de 2017, se cierra simbólicamente uno de los capítulos más importantes de la historia de la música de los siglos XX y XXI.

Alumno de Olivier Messiaen y Nadia Boulanger, Henry dio sus primeros pasos serios en la música como pianista y percusionista, y muy pronto comenzó a hacer ensayos e investigaciones sobre instrumentos no-convencionales. Sin duda, el encuentro más trascendente de su carrera fue con su mentor y colega Pierre Schaeffer (1910-1995), con quien creó en 1950 la Sinfonía para un hombre solo, obra seminal en la historia de la música electroacústica. Pierre Henry trabajó hasta 1958 en el estudio de música concreta y electrónica de la Radio Televisión Francesa, y ese año dio otro paso fundamental en su trayectoria: fundó APSOME, primer estudio privado dedicado por entero a esa materia sonora. A lo largo de su carrera, Henry creó una gran cantidad de música, incluyendo piezas para la escena, para el cine, y para publicidad, cuyos rendimientos monetarios le permitieron sostener por sí solo su estudio.

Una de las facetas más importantes del trabajo, a la vez pionero y duradero, de Pierre Henry se encuentra en su extensa y productiva colaboración con el gran coreógrafo franco-suizo Maurice Béjart.

Entre 1955 y 1984, Henry creó dieciséis piezas de música electrónica para las coreografías de Béjart, aunque sería más propio y preciso decir que juntos crearon esas obras, en el entendido de que solían trabajar muy de cerca en la creación simultánea de la música y la danza.

Si bien hay una discografía extensa de su obra, recomiendo en especial la audición de un disco ya legendario (originalmente analógico, pero digitalizado hace unos años) en el que se pueden escuchar cuatro de las más relevantes partituras que compuso para los ballets de Béjart. Y entre ellas, dos son de escucha indispensable para cualquier melómano interesado en la historia fundacional de la música concreta y electrónica.

Por un lado, las evocativas Variaciones para una puerta y un suspiro (1965), en las que Henry logra una obra de alto impacto y trascendencia a través del uso de dos sencillos elementos sonoros. Por el otro, la formidable Misa para el tiempo presente (1967), en cuyos movimientos se combinan sabrosamente los sonidos electrónicos creados por Henry en su estudio con los contagiosos pulsos de rock propuestos por Michel Colombier. Este CD contiene además El viaje (1962) y La reina verde (1963), que completan un buen panorama de las obras destacadas de la primera época de Pierre Henry, figura gigante en la creación, desarrollo y difusión de las músicas eléctricas, elemento fundamental del entorno sonoro de nuestro tiempo.