l afamado Teatro Bolshoi, uno de los templos sagrados de la ópera y el ballet en el mundo, volvió a ser noticia estos días, aunque ahora no por hechos lamentables como las rencillas en la compañía que propiciaron, hace cuatro años y medio, la agresión al anterior director de ballet, Serguei Filin, ni por otra de sus excelsas representaciones que agrandan su leyenda.

Apenas tres días antes del esperado estreno mundial de Nureyev –que integra en un todo ballet, ópera y actuación dramática–, el director general del Bolshoi, Vladimir Urin, canceló la función, a pesar del golpe que ello significa para la reputación del teatro y el dineral invertido en la espectacular producción.

Ciertamente, no es la primera vez que se cancela un estreno en el Bolshoi –los aficionados recuerdan que en la era soviética ocurrió por lo menos en tres ocasiones–, pero nunca antes había sucedido de modo tan repentino y tan tarde.

Dedicado a Rudolf Nureyev, quien junto con Vaslav Nijinski es considerado el más importante bailarín del siglo XX, que huyó de la Unión Soviética, asumió de manera desafiante su homosexualidad y falleció a los 54 años de edad en una época en que el VIH equivalía a sentencia de muerte, la mayoría de los asistentes al ensayo general coincide en que Nureyev estaba destinado a ser el mayor éxito de los últimos años en el Bolshoi.

Circulan varias versiones de qué pasó. Urin, quien desde un comienzo conocía el libreto y era consciente de que la figura de Nureyev genera polémica en Rusia, afirma que tomó la decisión porque el ballet no estaba listo y necesitaría al menos un mes más para enmendar las deficiencias en la coreografía, lo cual es imposible por los compromisos de giras internacionales de la compañía.

Otros consideran que el problema es el autor del libreto, Kiril Serebrennikov, director del Gogol-Tsentr, que quiso destacar la historia de amor entre Nureyev y Erik Bruhn, bailarín y coreógrafo danés, y suele recurrir al desnudo como protesta contra el puritanismo que impone la Iglesia ortodoxa en la sociedad, y que se empeñó en adquirir los derechos de una fotografía que Richard Avon tomó a Nureyev de frente y sin nada de ropa, la cual aparece como cartel de gran tamaño unos segundos como fondo del escenario.

Se comenta que Urin decidió suspender el estreno después de una llamada telefónica del ministro de Cultura, Vladimir Medinsky, quien supuestamente le trasmitió la queja del obispo Tijon, confesor del presidente Vladimir Putin, preocupado por los rumores que le llegaban acerca de lo que llamó aquelarre de pervertidos en el Bolshoi. Temieron protestas y un escándalo mayor.

Ante las críticas de unos y otros, cual rey Salomón, Urin anunció que no es una cancelación definitiva del proyecto y el estreno de Nureyev tendrá lugar a comienzos de mayo de 2018. Nunca se sabrá cuál de todas las versiones es la más cercana a la verdad, aunque no parece casual retrasar el estreno hasta dos meses después de las elecciones presidenciales en Rusia.