Sábado 15 de julio de 2017, p. 2
Santiago.
El gigantesco iceberg que se desprendió en la Antártida de momento no amenaza a Chile, y tampoco parece proclive a convertirse en problema de emergencias para los mares del país austral, informaron ayer autoridades.
En declaraciones a la prensa, el ministro de Defensa de Chile, José Antonio Gómez, aseguró que la mole blanca de 5 mil 800 kilómetros cuadrados se mantendrá en su ubicación por lo menos hasta septiembre.
El bloque helado, al que se le calcula un peso de mil millones de toneladas, comenzó a separarse con una grieta en la zona Larsen C del norte de la Antártida y desde ayer la Armada adelantó que no representa peligro.
De acuerdo con científicos, este iceberg es uno de los 10 más grandes que se han registrado. Para tener una idea de su magnitud, la superficie equivale a una tercera parte de la Región Metropolitana de Santiago (15 mil 403 kilómetros cuadrados).
Más certezas a partir de septiembre
El capitán Roberto Díaz, de la Armada, aseveró que el iceberg se quedará donde está ahora por un tiempo, porque el periodo de mayor concentración de hielo es en septiembre y sólo después de esa fecha algo se podría desprender desde su plataforma.
Sin embargo, no se descarta que en un futuro cercano se fragmente y alguno de menor tamaño llegue al sector Cabo de Hornos o al Mar de Drake, aparentemente sin causar daños, porque para entonces llevará tiempo en el agua, explicó la Armada.
De todas formas, es monitorizado por la marina chilena, agencias estadunidenses y la Agencia Espacial Europea. Tiene un espesor de entre 200 y 600 metros y según la organización ecologista Greenpeace su desprendimiento es consecuencia del cambio climático.
Lo que sucede en el continente blanco es visto como una alerta previa respecto del impacto que está generando en el planeta el aumento de la temperatura, consideró Matías Asun, director nacional de Greenpeace Chile.