Dedican jornada al historiador y académico con motivo de su cumpleaños 80
educar bien para abrir caminos hacia la liberación
Soy un hacedor de cosas: están mis libros personales, los que edité o coedité pensando en ayudar a la formación de los jóvenes, de los ciudadanos
, explica en entrevista con La Jornada
Miércoles 12 de julio de 2017, p. 5
Soy un hacedor de cosas, afirma Enrique Florescano y no hace falta que explique por qué: en su oficina, ubicada en el edificio de la Secretaría de Cultura federal, en Paseo de la Reforma, hay varios de los libros que ha escrito, editado o coeditado, entre ellos los ejemplares de Semblanza de un historiador, que hoy será presentado, actividad inscrita en una jornada de homenaje por su cumpleaños 80.
Ocho décadas de vida, muchos cargos, como en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, hoy Secretaría de Cultura, profesor en El Colegio de México (Colmex) y la Universidad Nacional Autónoma de México, además de numerosas conferencias, y premios como el Fray Bernardino de Sahagún, y los nacionales de Ciencias Sociales y de Ciencias y Artes, hablan de una carrera prolífica y de 55 años en el estudio e investigación de la historia, en diferentes facetas.
¿Qué tiene de particular la personalidad y obra de Enrique Florescano?
, inquieren Juan Ortiz y Nelly Palafox, coordinadores del libro Semblanza de un historiador, publicado por la Universidad Veracruzana (UV). En los primeros párrafos de su prólogo responden: Su capacidad para dialogar con distintos grupos sociales y en diversos escenarios, por ejemplo, en la academia, con autoridades locales y con comunidades. Enrique Florescano es un caminante incansable en busca de conocimiento, formador de grupos de trabajo y transmisor de los saberes hacia el público en general. Podemos asegurar que Enrique Florescano es un veracruzano y mexicano universal de tiempo completo
.
Semblanzas de un historiador
En entrevista con La Jornada, Enrique Florescano repasa su trayectoria.
–Este es un libro de semblanzas donde cada uno de los que participan habla de un tema en particular, pero ¿cómo le gustaría que lo recordaran?
–Me gustaría que me recordaran como digo que soy: un producto social fabricado por distintos momentos: mi pueblo (San Juan Coscomatepec), la Universidad de Veracruz, El Colegio de México, París, el INAH y actualmente esto (mira alrededor de su oficina). Todo me fue moldeando, me fue creando, unas puertas se me abrieron, otras se cerraron.
“Creo que me van a recordar por lo que hice. Soy un hacedor de cosas: están mis libros personales, los que edité o coedité –creo que son más de cien–, pensando en ayudar a la formación de los jóvenes, de los ciudadanos.
Creo que hice una obra social, una obra cívica, para los demás, y que ese es mi legado. Haber tenido tanta fortuna de que me apoyaran tantas personas, de tener tantos buenos maestros, colaboradores, instituciones y apoyo, cuyo resultado final fue toda esa producción que queda ahí ya.
–Además tuvo la suerte de hacer lo que le apasiona.
–Eso fue lo más afortunado y qué bueno que lo dices. Sí, eso fue lo más afortunado, escogí el trabajo que me dio mi alimentación, mis recursos para vivir materialmente, pero más que nada me dio una vida, una ruta de aventura, de vida, muy promisoria y muy aventurera, y también me dio tiempo para la familia. Tengo dos hijas y tres nietas que son un encanto.
–¿Piensa en la muerte?
–No, en realidad. Bueno siento que ya está cerca. Estoy cumpliendo 80 años, una parte de mi generación ya murió como José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, por ejemplo algunos más jóvenes que yo. No tengo muchos años de vida y lo que me preocupa es organizar cosas como lo que va a pasar con mi biblioteca que es muy grande, quiero ver si la vendo, o semirregalarla. No quiero dejarle esa carga a mis nietas ni a mis hijas.
“Me preocupan mis nietas, me preocupa la situación que vive México; eso sí me preocupa más que la muerte, pero también va junto, porque si no arreglo bien mis cosas dejo problemas para la generación que sigue. En la Secretaría de Cultura no tengo ningún problema, aquí hay gente nueva, la revista Nexos (que fundó) se está renovando cada vez más, entran nuevas personas, una nueva generación. En la universidad hay nuevos campos de estudio, las instituciones también están cambiando.”
Enrique Florescano, autor entre otros libros de El mito de Quetzalcóatl e Imágenes de la patria a través de los siglos, no descubrió su destino de historiador sino hasta que cursaba la carrera de derecho en la UV y se inauguró la Facultad de Filosofía, así que estudió las dos licenciaturas de manera simultánea. Después vino a la capital del país con una beca para el Colmex y de ahí a Francia. De sus 80 años, 55 los ha dedicado a la historia.
Nunca he pensado en renunciar a ella
, añade. “Sigo investigando y leyendo todo lo que ocurre de nuevo en los campos que elijo. Eso me renueva, me refresca, me entusiasma que la investigación histórica se actualiza. Tenemos una nueva generación de extraordinarios historiadores e historiadoras ahora también.
Por eso creo que el principal problema que tenemos nosotros como país es la enseñanza, es la educación; si educamos bien a nuestros niños, a nuestros jóvenes y a nuestros adultos les abrimos un camino hacia la liberación, hacia el sentido general del pensamiento, les ensanchamos el mundo y les abrimos los distintos caminos que hay para aprender a ser mujer, para aprender a ser hombre.
La jornada en homenaje a Enrique Florescano, este miércoles, comienza a las 11 horas con una celebración por su cumpleaños en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro), y a las 19 horas será la presentación del volumen Enrique Florescano: semblanzas de un historiador, en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, esquina Benjamín Hill, colonia Condesa).