Tiene que actuar con autonomía, eficacia y transparencia, afirma Elena Álvarez Buylla
Domingo 9 de julio de 2017, p. 30
Es urgente revisar los reglamentos y el modo de operar de la Junta Directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) para que pueda actuar con total autonomía, eficacia y transparencia, de acuerdo con una de sus integrantes.
En una carta dirigida a la comunidad universitaria y a la opinión pública, María Elena Álvarez Buylla Roces, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, quien desde abril de 2016 es parte de la Junta Directiva –organismo que nombra a los rectores de la universidad–, habla de algunos aspectos del proceso de designación del nuevo rector general de la institución, que ha sido criticado por miembros de la comunidad de la UAM, que lo consideran apresurado y cerrado, del que se dejó fuera sin explicaciones a muchos aspirantes, a pesar de que tenían una trayectoria que los respaldaba y apoyo de profesores y estudiantes.
Durante el proceso que concluyó en junio con el nombramiento de Eduardo Abel Peñalosa Castro como rector general de la UAM para el periodo 2017-2021, Álvarez Buylla Roces se encontraba fuera del país.
En el documento señala que al momento de la designación la junta contaba con ocho miembros, pero que ella no pudo votar.
Comenta que antes de que comenzara el proceso de sucesión para la rectoría general, el investigador Óscar Terrazas –entonces miembro de la junta, a la cual renunció la semana pasada– propuso un calendario para los trabajos que ese organismo debía realizar para elegir al relevo de Salvador Vega y León.
Álvarez Buylla asegura que en ese momento planteó que quedaría excluida de participar en los trabajos de la junta si ese calendario se aprobaba, porque las fechas contempladas en éste se traslapaban con obligaciones personales y académicas ineludibles
que ella tendría que cumplir fuera de México.
El calendario propuesto por Terrazas fue el que a la postre se aprobó. La investigadora sostiene que propuso entonces participar en las discusiones de la junta a través de medios electrónicos, lo que, sostiene, no está limitado por los reglamentos. El resto de los miembros de la junta decidió que no era pertinente que ella participara de esa forma. Eso significó que no votó en las decisiones que se tomaron para elegir al nuevo rector.
Sobre la determinación de la junta de entrevistar a sólo tres de los 12 aspirantes a la rectoría general de la UAM, considera que sesgó la decisión en detrimento de la legitimidad del proceso
.
La académica concluye el texto con dos observaciones acerca de la junta y su funcionamiento: la primera, que este organismo es muy pequeño y sus miembros somos personas con múltiples obligaciones familiares, académicas o laborales
, por lo que, opina, para que se garantice la integridad de la junta y el carácter colegiado de sus decisiones es crucial que se tomen en cuenta las restricciones que tienen sus integrantes.
La segunda: es urgente revisar el reglamento de la Junta Directiva y sus modos de operar para que pueda actuar con cabal autonomía, eficacia y robustez
, así como con plena transparencia.