Senadores del bloque PT-Morena advirtieron que no se debe culpar del incremento de la violencia y la criminalidad al nuevo sistema penal acusatorio; expresaron su disposición a revisar el marco jurídico, pero sin perder de vista que lo que se requiere es que la autoridad haga la parte que le corresponde y, por principio, destine los recursos presupuestales necesarios.

Culpar al sistema penal que tiene un año de operar de la elevación de los índices de criminalidad, raya en el descaro, comentó el senador Miguel Barbosa. Dijo que la Suprema Corte ya rebatió esa acusación y el comisionado de Seguridad, Renatro Sales debería tenerlo muy claro: callarse y mejor ponerse a trabajar.

No tiene sustento, agregó, la acusación de Sales, en el sentido de que los homicidios se incrementaron en 73 por ciento debido a ese sistema penal oral, recalcó Barbosa. Dijo que este ha sido uno de los años más violentos , pero no es cosa de leyes, sino de corporaciones policíacas que no fueron saneadas y falta de recursos.

Al respecto, el senador Humberto Fernández Fuentes resaltó que el sistema penal acusatorio no ha dado los resultados que se esperaban, porque no se destinó el presupuesto necesario. Se pide una investigación científica sin los medios económicos y físicos para llevarlas a cabo; por ejemplo, en la mitad de los estados los servicios forenses están rebasados, no hay recursos ni para tomar huellas.

Agregó que la Procuraduría General de la República (PGR) no contó “ni con un peso extra para la aplicación del sistema y eso lo estamos pagando ahora, porque no hay forenses profesionales ni policías capaces de aplicar la nueva norma.

Respecto a la decisión de los legisladores del PRI de proponer modificaciones a las leyes y códigos que conforman el nuevo sistema penal, el senador Fernández señaló que sería maniqueo pensar que una reforma legal va a resolver todo.

El problema del estado de derecho en México pasa por muchas cosas, principalmente por la corrupción y la incapacidad de los gobiernos federal y estatales para construir una política confiable.