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Innovación: avances y posibles retrocesos
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éxico avanzó tres lugares en el ranking mundial de innovación, con lo que ocupa ahora la posición 58 de un total de 127 naciones consideradas en un estudio elaborado conjuntamente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la Universidad Cornell y la Escuela Mundial de Negocios INSEAD. Los tres primeros lugares en la lista los ocupan Suiza, Suecia y Holanda, naciones de alto ingreso; y los tres últimos Togo, Guinea y Yemen, países de bajos ingresos.

En el espectro latinoamericano (cuyas naciones se ubican en el rango de los medianos ingresos), México sólo es superado por Chile (que ocupa este año la posición 46) y por Costa Rica (53). No obstante, la evolución que ha tenido nuestro país en esta medición mundial es muy interesante, pues ha mantenido en los últimos años una tendencia ascendente, al pasar de la posición 79 en 2012, al actual lugar 58; es decir, un incremento de 21 puntos; mientras Chile, país que tenía la posición 39 en 2012, ha perdido para este año 7 puntos. En síntesis, México ocupa el tercer lugar entre los países de América Latina en este índice global, pero tiene la mayor velocidad de crecimiento de sus capacidades de innovación (junto con Panamá, que actualmente ocupa el lugar 63 y ha ganado en el lapso citado 24 puntos).

¿Cuáles son las causas de este crecimiento de la capacidad de innovación de México? Las organizaciones que elaboran este instrumento consideran en la medición 81 indicadores, agrupados en siete grandes categorías, que van desde el medio ambiente político hasta la sofisticación de los negocios, pasando por la educación. En cada una identifican cuáles son las fortalezas y debilidades de cada país.

Algunas de las mejoras que se identifican en el reporte de 2017 para México y que justificarían su posición actual incluyen la reducción de importaciones de alta tecnología, y el incremento de las exportaciones de manufacturas de alta tecnología y de los denominados bienes creativos. También se observan mejoras en la infraestructura, en particular en el terreno de las tecnologías de información y comunicación; y en campo de los negocios mejorías en la capacidad crediticia.

En el capítulo de la educación, el principal avance es el incremento de los graduados en ciencias e ingeniería, aunque entre las debilidades se encuentran, por un lado, los bajos resultados en la prueba PISA, que mide las capacidades en lectura, matemáticas y ciencias, y la escasa movilidad en general en la educación terciaria. En el área de Investigación y Desarrollo, México tiene una posición incluso mejor que Chile, pero en la educación en general y la educación terciaria el país sudamericano ha tenido mejor evolución que el nuestro.

En el capítulo de las instituciones políticas, uno de los indicadores se refiere a la efectividad gubernamental, la cual, en el periodo de 2012 a 2017 se ha mantenido más o menos estable (con una ligera caída de 3 puntos). Lo que llama la atención es que se registran importantes debilidades (y ningún avance) en los terrenos de la estabilidad política y de seguridad. Entre 2011 y 2014 el documento incluyó entre sus indicadores la libertad de prensa y durante esos años se consideró una de las grandes fallas de nuestro país. A partir de 2015 –erróneamente en mi opinión– ya no se incluyó entre los criterios para medir el medio ambiente político, aunque todos sabemos cuál sería el resultado para México en 2017.

En síntesis, la capacidad de nuestro país en el campo de la innovación ha mejorado, gracias a los avances en la formación de cuadros en ciencias e ingeniería, en investigación y desarrollo, así como en el terreno de los negocios de alta tecnología, pero el ambiente político sigue siendo uno de los mayores frenos para su avance a nivel regional y mundial.

Puede proponerse que la mejoría en la posición de México en 2017 tiene como uno de sus componentes la inercia del incremento del gasto gubernamental en ciencia y tecnología que se produjo a partir de 2012, el cual se ha visto frenado abruptamente por los recortes presupuestales de los últimos años. Los ajustes, como ya lo ha anunciado el secretario de Hacienda, continuarán en 2018, así como la creciente inestabilidad política por las elecciones, lo que no deja lugar al optimismo respecto de la posición que tendrá nuestro país en estos rankings mundiales en los próximos años.