olíticos en desahucio, mejor conocidos como Frente Opositor de PAN-PRD, no pueden responder: ¿cuál sería la diferencia entre un gobierno de ese frente y un gobierno priísta?

Por lo que hace a los panistas ya está demostrado que no son más que la sombra azul del PRI, y el perredismo que propone un gobierno chilaquil lo único que busca es un lugarcito desde donde puedan seguir figurando en las nóminas de cualquier dependencia, sin mayor problema de conciencia ideológica.

De esa forma la pregunta sigue en pie: ¿Qué pueden ofrecer a la gente más allá de sus fracasos? Está claro que lo que no quieren, lo que no van a hacer, es buscar cómo logran mayor apoyo de la gente, a fin de cuentas se saben repudiados por gran parte de la población que no encuentra en ellos una buena razón para depositar un voto a su favor.

Por eso no tienen respuestas a las diferencias con el PRI al que en el fondo buscan servir, dividiendo el voto opositor y confundiendo al elector, con argumentos centrados en intereses partidistas, pero no en el ciudadano.

Esa ha sido la característica principal de quienes impulsan al chilaquil. De ninguna manera han dicho qué van a hacer para que la gente tenga confianza en quienes puedan ser candidatos y vayan a las urnas a votar por ellos. Eso parece no importarles, dado que tienen claro que será uniendo sus miserias como podrían alcanzar un lugar en las nóminas, pero eso es todo.

Es para tener en cuenta qué se juega en las elecciones que vienen. El supuesto de que será el voto duro de los organismos que decidan ir por la alianza lo que podría dar algún triunfo a los aliados, ya no es tan cierto, primero porque ese voto duro, es casi inexistente, y el siguiente supuesto, en el que mejor se acomodan, es en el de la compra de votos, y es en ese punto donde se crea la sociedad.

Sí, el dinero azul y el amarillo, por lo pronto, son la base del supuesto triunfo de esa alianza, y no se toma como un gasto; ellos saben que llegando al poder podrán retornar a sus bolsillos peso tras peso de todo lo que invirtieron en campañas, y en la compra de votos.

Ahora hay quien piensa en convocar a otro frente en la ciudad, con la misma marca que el que se pretende para el país. Aquí no puede llamarse opositor, pero demuestra que desde ya, azules y amarillos se consideran derrotados.

Frente a ello corresponde a otras fuerzas en la capital del país lograr un proyecto político con idea y rumbo que busque el voto de la gente, y no el beneficio de algunos que se sienten desahuciados por lo que parece una futuro contrario inexorable, en el que no tienen cabida.

De cualquier forma hay fuerzas políticas, tanto de derecha como de izquierda que no están de acuerdo con convertirse en otra tortilla del chilaquil y, si van en alianza, lo hará con la finalidad de conseguir votos, primero que nada; eso ya lo trabajan diferentes partidos y grupos políticos en la ciudad.

En poco tiempo veremos los acomodos que las fuerzas políticas crearán para hacer que la ciudadanía consiga devolverles la confianza que se ha perdido; también veremos en escena a quienes pelearán por seguir medrando de los dineros de la gente. No se pierdan el combate.