Selección exquisita de discos recientes en español (1ª parte)
uchos lectores preguntaron por qué no hubo este año en Ruta Sonora un recuento 2016 de discos en español. Ocurrió que entre festivales y conciertos mil, se fue rezagando, con la idea de aparecer a la par de los premios IMAS a lo mejor de la música independiente, usualmente efectuados en estas fechas. Pero esta en esta ocasión, tras 10 años, por primera vez dejaron de celebrarse. De modo que este listado quedó un poco solitario, no así vacío, sino lleno de un gran talento generacional. Más que un repaso del lejano año pasado, la presente queda como una expedición al fondo de toda esa música actual de gran calibre que no sale en la radio ni está casi en festivales, o que quizá nunca llegue a México. Gran prueba de que se sigue haciendo buena música entre los países de habla hispana (canten o no en español). Hoy, la primera parte de esta exploración, inundada de fascinantes sonidos que sorprenderán al más escéptico.
1. Astrolab-iO (homónimo); Lumen Lab: They are killing us (ambos de México) y Gargales: Vol I (Chile). Empate entre estos tres experimentales de electrónica. Los primeros (Alex Otaola + Javier Lara), con un ambient bastante personal, crean con modulares Buchla, loops y señales procesadas, un maravilloso universo paralelo. Los segundos, más agresivos, yuxtaponen ruido sintético a lo bestia: hardcore-punk digital. Los terceros derriten lo que alguna vez fue pop y lo transforman en deliciosos pasajes nocturnos de sonrisa torcida.
2. Lorelle meets the obsolete: Balance (México). Extraordinario trabajo, el de estos tapatíos que saben cómo generar perfectas y galanas texturas etéreas, con guitarras expandidas, ambientaciones kraut-shoegaze de voces fantasmales, igual estruendosas que dulces y melódicas. Buenísimos.
3. Gods of Speed. Gods of Speed II (México). De Monterrey, este dueto de abstrakt muzak (así se describen) forja un amplio abanico de viajes instrumentales, cuyas guitarras asesinas se enredan con una ristra de teclados análogos y ritmos hipnóticos. Enigmático, oscuro, viajero y futurista.
4. Melange: Melange (España) y El Estrellero: Drama (Argentina). Empate de pop fantástico. Los primeros, muy originales, hacen a su manera un rock-prog acústico-bucólico, igual sicodélico que pop, contemplativo que melancólico, en total espléndido. Los segundos dominan con maestría la melodía fina, al tocar y cantar bellísimas, inteligentes y luminosas tonadas jipis, en la tradición del más setentero Charly García.
5. Titán. Dama (México). Próceres de la electrónica pop en México, el trío chilango vuelve tras una década, con una producción impecable y enferma, sombría, llena de sintetizadores, que igual recuerda al techno ochentero que al high energy, sin dejar de sonar original y única, con invitados como Gary Numan y Cristina de El Columpio Asesino, entre otros.
6. Congelador: Persona (Chile) y Atrás hay truenos: Bronce (Argentina). Empate de rock soñador. Con quietud paisajista y deliciosa, teclados cósmicos, ritmos entrecortados, voces en secreto y sampleos de aterradoras cuerdas, estallan de misterio y belleza. Los otros, de a guitarras suavecitas, teclados vaporosos y mucho eco, navegan por lo exquisito, poético y atormentado.
7. Los Mundos: Las Montañas (México) y Riel: Sueño eléctrico (Argentina). Estos regios siguen dando pauta, cada año con un disco mejor que el otro: shoegaze corrosivo, con toques de garage, kraut y noise. Los segundos, menos rudos pero no menos sucios, con una voz femenina descuidada aunque linda: más shoegaze, notas disonantes sin distorsión, muy melódicos; sencillos pero encantadores.
8. A Love Electric: Sychmonde (México) y Forastero: El submarinista en el tejado (España). Aunque su líder es estadunidense (Todd Clouser) y el baterista argentino (Hernán Hecht), llevan años desarrollando aquí su música; Aarón Cruz completa el trío para hacer un rock selecto e inclasificable que bebe del blues, el funk y el jazz (con John Medeski de invitado, entre otros). El otro es un conjunto instrumental madrileño con volatilidad de jazz y aterrizaje de rock progresivo, cuyo brillante juego de saxofones destaca generosamente.
9. BeGun: Amma (España) y Miss Garrison: Al sol de noche (Chile). Detallista, delicada, conmovedora, en colores pastel, es la electrónica minimal y onírica de este catalán (Gunsal Moreno), agraciadísimo para el dreampop. Los otros, encabezados por la bella voz de Fran Staube, hacen un suave y hermoso paseo estelar lleno de amor, guitarras acústicas y teclados análogos.
10. Las Sombras: Las Sombras y Las Olas: Canciones para mis amigxs (ambos de Argentina). Los primeros afilan un muy buen blues sicodélico taciturno y malandro, muy en la onda de Los Espíritus. Con borrosa voz femenina, los otros se describen como post-surf y acaban sonando a una mezcla de garage con indie melódico, harto coqueto (conciertos).
Twitter: patipenaloza