Miércoles 28 de junio de 2017, p. 32
Pese a los intentos del gobierno federal por hacer a un lado las impugnaciones legales de apicultores que se inconformaron contra la siembra de soya transgénica en la península de Yucatán, un tribunal colegiado envió el asunto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que decida sobre el tema.
Indicó lo anterior Eduardo Batllori, secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del gobierno de Yucatán, quien advirtió que ya hay indicios de los posibles daños que estaría causando tanto a la salud de las personas como al entorno natural de la región el uso de pesticidas asociados a las semillas transgénicas.
En entrevista con La Jornada, el funcionario explicó que diversos grupos de apicultores se inconformaron con el permiso dado por el gobierno a la trasnacional Monsanto para la siembra de soya genéticamente modificada, en 2012, pero desde entonces no habían recibido respuesta de las autoridades.
En el caso de Yucatán, los productores de miel solicitaron que 10 municipios del estado sean declarados libres de semillas transgénicas, petición que fue respaldada por el gobierno de la entidad, luego de analizar diversos elementos técnicos y científicos sobre el tema.
Largas en la Sagarpa
La solicitud fue enviada a la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), organismo que desde 2012 dio largas
al trámite, con el argumento de que no había seguido los procedimientos establecidos, que no era su atribución hacerse cargo del asunto o que la información al respecto era reservada, puntualizó Batllori.
Ante la falta de respuesta, los apicultores llevaron el caso a los juzgados y lograron que éstos ordenaran la reposición del procedimiento. Aunque la Sagarpa impugnó dicha resolución, hace unos días el tribunal colegiado en materias de trabajo y administrativa del décimocuarto distrito desechó la acción del gobierno y le envió el caso a la SCJN, para que sea el máximo tribunal del país el que diga la última palabra al respecto, lo que significa un logro importante para las comunidades opuestas al uso de semillas genéticamente modificadas.
Por otro lado, Batllori advirtió que según estudios de la Universidad de Campeche, el pesticida conocido como glifosato –que se usa de forma intensiva en las semillas transgénicas, debido a la supuesta tolerancia de éstas a dicha sustancia– ya se ha infiltrado en los yacimientos subterráneos de agua, lo cual pone en riesgo a los habitantes de la península.