Urbanistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) consideraron que no existe una fundamentación técnica o razonamiento que atente contra el patrimonio arqueológico, cultural y artístico del Paseo de la Reforma para suspender la construcción de la línea 7 del Metrobús.

Honorato Carrasco, profesor y vicepresidente de acción urbana del Colegio de Arquitectos, señaló que se trata de un servicio necesario y pertinente para atender la demanda de viajes de Reforma y Santa Fe, zonas que han registrado un fuerte desarrollo empresarial y corporativo en los pasados 15 años.

La construcción de tres proyectos de gran impacto en la primera vialidad, entre ellos un rascacielos, obliga a las autoridades a dotar de mejor transporte, ya que el actual es obsoleto y contaminante, con la finalidad de no ir a un colapso a muy corto plazo y mejorar las alternativas de movilidad de la gente, dijo.

Calificó de lamentable la suspensión de la obra, determinada por el juzgado octavo de distrito en materia administrativa, porque los dos grandes razonamientos en que se fundamenta, como la afectación patrimonial y el impacto ambiental, no coinciden con los estudios presentados por las autoridades y organismos concurrentes, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Afirmó que resulta triste que se litigue un problema de necesidad pública y se corra el riesgo de que Reforma siga con altísimos niveles de saturación vehicular, congestiones y un transporte público limitado sin capacidad de atender la creciente demanda.

Carrasco y Enrique Soto, profesor investigador de la UNAM, puntualizaron que el artículo 36 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, al que se ha hecho alusión en la suspensión definitiva, no impide realizar obras.

En gestiones pasadas se construyó un prisma en el camellón central, se cambió el concreto hidráulico por pavimento para una carrera de Fórmula 1, se movió el monumento a Cuauhtémoc y se creó la ciclovía, que tenían más impacto que la colocación de concreto en el carril de extrema derecha de ambos sentidos de Reforma y el cambio de parabuses en los lugares donde ya existen, indicaron.

Dichas obras, coincidieron en señalar, tienen una “afectación mínima en la vía y no tienen un impacto directo en la condición patrimonial de esa vialidad, por lo que no hay fundamentación para detener la obra, sobre todo cuando está el acompañamiento del INAH y se establecen medidas de mitigación.

Ambos urbanistas, entrevistados por separado, expresaron la necesidad de que el proyecto, beneficios e implicaciones que tendrá esta línea se socialice para que todos los conozcamos y sepamos en qué está basada la suspensión definitiva determinada por el Poder Judicial.

La Asociación Mexicana de Urbanistas y el Colegio de Arquitectos presentaron al gobierno capitalino 10 cuestionamientos técnicos sobre la obra, como trazo vial, tipo de estaciones, punto de retorno de las unidades y cómo vincular el permiso de publicidad otorgado, entre otros, lo cual no cuestiona la pertinencia de la línea, sino mejorarla, y estamos a la espera de su respuesta, comentó Carrasco.