En México 47 por ciento de las mujeres está dentro de la fuerza laboral, pero existe una enorme brecha salarial que no se ha podido superar, aseguró la directora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Gabriela Ramos, al destacar que la equidad de género no es un asunto de feminismo, sino de inclusión y desarrollo económico.

Durante su participación en el Foro Forbes Mujeres Poderosas, Ramos aseguró que 10 por ciento de la población más rica concentra 40 por ciento de la riqueza mundial, mientras un niño cuyos padres no tienen educación secundaria tiene cuatro veces menos oportunidades de alcanzar ese nivel educativo, lo que refleja que la desigualdad va en aumento.

Dijo que en México la brecha laboral y salarial se observa con mucho más fuerza que en el resto de países de la OCDE, en especial la de sueldo es de 18 por ciento, no sé por qué si son los mismos trabajos y capacidades a las mujeres les pagan menos. Hay 26 por ciento de mujeres entre 16 y 29 años que no están ni en trabajos remunerados y hacen 77 por ciento del trabajo no remunerado en el hogar, el cuidado de los niños y de adultos.

Un poquito mejor que en Turquía

En el mismo acto el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, reconoció que en México falta mucho por integrar más a las mujeres al mercado laboral formal, porque la tasa de participación es de 47 por ciento, lo que en el contexto de la OCDE es apenas un poquito mejor que en Turquía.

Destacó que la inclusión de la mujer al mercado laboral no es un asunto de equidad, sino de desarrollo, porque cuando las mujeres están empoderadas los hijos tienen mejor educación y las familias mejores condiciones de vida.

En su turno, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena, advirtió que las mujeres tienen que lograr derechos no por temas de igualdad, sino por ser ciudadanas, tener derechos por naturaleza propia, y eso obliga a cambiar el paradigma, porque el modelo de vida que llevamos en el planeta es insostenible, genera desigualdad y el crecimiento económico no es tan potente.

Señaló que la propuesta es un nuevo pacto en el que las mujeres obtengan la autonomía política, física y económica para romper el techo de cristal. Que se reconozca el trabajo no remunerado y que tengan más participación en las jerarquías y toma de decisiones.

Alerto que en América Latina hay problemas severos, como mortalidad materna, violencia contra las mujeres, desplazamiento laboral en puestos de mayor responsabilidad por atender a su familia y maternidad prematura muchas veces por abusos sexuales de los propios familiares.