Monreal: pragmatismo y elecciones
La pelea por la capital
Priístas rebeldes
OEA, Videgaray y Venezuela
s Ricardo Monreal Ávila la última ave de tempestades que le queda a Morena, con excepción de Andrés Manuel López Obrador.
Renunciante al PRI para ser candidato al vapor del PRD al gobierno de Zacatecas, que ganó; legislador federal en múltiples ocasiones, siempre con cargos directivos, y navegante interpartidista, PRI-PRD-Convergencia (ahora MC)-PT-Morena, particularmente anclado en el lopezobradorismo, a cuya cuenta aceptó el muy difícil reto de buscar la jefatura de la delegación Cuauhtémoc, en Ciudad de México (la cual ganó), como preámbulo pactado, según las versiones en curso, para su postulación a la jefatura del Gobierno capitalino en 2018, cargo que actualmente buscan, también, el dirigente de Morena en la capital del país, Martí Batres (quien fue secretario de Desarrollo Social en la administración capitalina encabezada por Marcelo Ebrard) y Claudia Sheinbaum, jefa delegacional en Tlalpan, a la cual un segmento de ese lopezobradorismo considera que será la carta que apoyará finalmente el jefe máximo de Morena.
Monreal (la otra figura fuerte, aparte de AMLO, era Marcelo Ebrard, abatido políticamente por el escándalo de la línea 12 del Metro, pero ya en vías de regreso al ámbito de Morena) encarna la visión más pragmática del equipo lopezobradorista, lo cual le ha contrapunteado con quienes se mantienen en una postura que repele las líneas abiertas con el PRI y el PRD que mantiene el zacatecano, abiertamente dispuesto desde un principio de su gestión delegacional a desarrollar una política (presupuestal) de convivencia y no de confrontación con Miguel Ángel Mancera.
Ayer, en la presentación de un texto sobre políticas para la capital del país (Proyecto 2.5, una visión metropolitana), Monreal estimó que estará dejando su cargo delegacional entre septiembre y octubre de este año, conforme los tiempos que establezca la convocatoria de Morena para la elección de su candidato a suceder a Mancera (https://goo.gl/4Qj3H6). Ante las versiones de que podría dejar su actual partido si no es postulado a la jefatura de Gobierno, para lanzarse a nombre de otras organizaciones, Monreal ha asegurado que no lo hará y que se mantendrá fiel al lopezobradorismo.
Un grupo de priístas (89, según las firmas asentadas en su propuesta pública) se reunió la semana pasada en un salón hotelero de Ciudad de México para criticar las circunstancias actuales de su partido y demandar que la elección de candidato presidencial para 2018 se haga mediante consulta a la base militante
y no en cúpulas blindadas
al sentir de las bases de esa organización. Entre los participantes destacan José Ramón Martel López Portillo (cercano a ciertos subgrupos del peñismo mexiquense; José Antonio Meade lo nombró su asesor especial
en la Sedesol), José Encarnación Alfaro (actual diputado en la Asamblea Legislativa de Ciudad de México), Alberto Aguilar Iñárritu e Ivonne Ortega (próspera ex gobernadora de Yucatán, donde sus adversarios no le adjudican la transparencia y ánimos democráticos que ahora proclama a escala nacional).
En términos generales, los impugnadores del eventual dedazo peñista han sido partícipes disciplinados de los mecanismos tradicionales de la operatividad priísta, lo cual puede significar una debilidad manifiesta (pues podrían ser parte de un juego de futurismo faccioso, de simulaciones grupales) o una fortaleza importante (si sus conductas y proclamas son atendidas por el núcleo duro del priísmo, como una justa preocupación de congéneres).
Filiberto Alfaro, quien fue presidente del PRI en Sonora, llegó a decir (según esta nota: http://goo.gl/ZZ7hNr) que uno de los temas a discutir (en la asamblea nacional priísta a realizarse en agosto) son los requisitos para candidaturas, particularmente a la Presidencia de la República, se habla de que hay cierto interés de que el PRI postule a un panista, quitar ciertos candados y derechos de la militancia para abrirlo y que sea un candidato PRIAN, que sea un panista, pero postulado por el PRI (...) Hay que tener mucho cuidado con eso porque en realidad lo que puede pasar es que el priísmo histórico se alíe con Morena
(el eventual paso a Morena es una posibilidad contemplada por otros partícipes en esta reunión, como José Encarnación Alfaro, hermano de Filiberto, antes citado).
De lunes a miércoles se realizará, en Cancún, Quintana Roo, una asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA). En otras circunstancias, sería una distinción redonda para México, ya que es la primera ocasión en que nuestro país es anfitrión de un periodo ordinario de sesiones de esa asamblea general.
Sin embargo, y aun cuando, en estricto sentido, ese tema no forma parte de la agenda oficial de la citada asamblea general de la OEA, afecta negativamente a esta sesión el caso de Venezuela, y en particular el desgarbado intento del canciller mexicano, Luis Videgaray, en mayo recién pasado, de orquestar acciones continentales contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Actuando, de manera lamentable, como una especie de instrumento de la Casa Blanca, Videgaray arremetió el mes pasado contra el gobierno de Venezuela, mediante argumentaciones que, en el fondo, podrían servir también para justificar el intervencionismo extranjero en asuntos mexicanos: violencia, impunidad, falta de democracia, entre otros puntos bumerán. La tentativa de acciones internacionales contra Venezuela quedó en el aire, pues el justiciero
Videgaray no consiguió el apoyo suficiente para su propuesta. Ahora, según ha informado la propia OEA, con oportunidad de la Asamblea General en México, los ministros de Relaciones Exteriores de la OEA reanudarán la reunión de consulta sobre Venezuela que fue suspendida el 31 de mayo de 2017. La reunión de consulta no hace parte de las actividades de la asamblea en Cancún
.
Y, mientras continúa la simulación institucional respecto de Nochixtlán, con la impunidad como principal saldo, ¡hasta mañana!
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