17 de junio de 2017     Número 117

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

NUEVAS FORMAS DE COOPERACIÓN PARA MÉXICO, ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ

Esta edición, 117, de La Jornada del Campo está dedicada fundamentalmente a las deliberaciones que tuvieron lugar en el Encuentro de Organizaciones Sociales Canadá, Estados Unidos, México. Por Nuevas Formas de Cooperación Internacional, celebrado el 26 y 27 de mayo de 207 en el Palacio de la Escuela de Medicina, también conocido como Antiguo Palacio de la Inquisición, en el centro de la Ciudad de México.

En este encuentro se dieron cita representantes de la sociedad civil de los tres países miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), incluidos académicos y representantes agrícolas y sindicales, así como de organizaciones ambientalistas y de migrantes. Allí discutieron formas alternativas de relación internacional. La Jornada del Campo ofrece aquí algunas de las ponencias presentadas y entrevistas a varios de los participantes.

Las organizaciones y los movimientos sociales de México

Demandamos la sustitución del TLCAN

Proclama de organizaciones mexicanas en el Encuentro de Organizaciones Sociales Canadá,
Estados Unidos, México. Por Nuevas Formas de Cooperación Internacional

Ante el inminente proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), las organizaciones y movimientos de la sociedad civil de México agrupadas en la Convergencia de Organizaciones y Movimientos Sociales México Mejor sin TLCs nos pronunciamos por la sustitución de dicho tratado porque ha afectado gravemente el desarrollo nacional, siendo contrario a los intereses de los pueblos, del medio ambiente y de nuestro sistema democrático. Además, estos tratados de libre comercio han fracasado políticamente por no haber cumplido con las promesas y expectativas de prosperidad anunciadas para los trabajadores del campo y la ciudad, provocando una severa crisis social.

Por lo tanto, nos pronunciamos por abrir un proceso democrático, participativo e incluyente para la construcción de un nuevo acuerdo de cooperación trinacional sustentable y sostenible, que además promueva verdaderamente el desarrollo nacional e impacte de manera directa en el mejoramiento de los salarios, en el nivel de vida de los campesinos, en el bienestar de los pueblos, en la soberanía alimentaria, los derechos humanos -especialmente los derechos de los migrantes- y proteja de manera efectiva el medio ambiente.

El TLCAN ha sido fuente de pobreza y desigualdad, despojo y depredación de los recursos naturales y de los territorios de campesinos e indígenas; ha violado sistemáticamente los derechos humanos y ambientales de manera permanente; ha permitido el crecimiento de un poder supranacional de las grandes corporaciones, excluyendo a la mayor parte de la sociedad. Su renegociación significaría la consolidación de un sistema comercial donde las empresas se apropiarían aún más de las riquezas de nuestros pueblos y explotarían las circunstancias a su favor para someter a nuestros países. Al mismo tiempo, el tratado pretende la confrontación entre nuestros pueblos en beneficio del capital y exacerba la xenofobia y la discriminación contra los migrantes.

Insistimos, no estamos en contra del intercambio y los acuerdos económicos internacionales, de lo que se trata es de desarrollar nuevos modelos de cooperación, complementación e intercambio internacional basados en la justicia y la equidad social, la solidaridad y los más altos estándares ecológicos por lo que reivindicamos el derecho de los pueblos al desarrollo, a los derechos laborales de los trabajadores y los derechos humanos, que son de carácter universal.

El TLCAN ha logrado que la economía mexicana sea preponderantemente dependiente de la economía estadounidense; que las formas de degradación del medio ambiente lleguen a extremos tales que grandes porciones del territorio no puedan ser habitados; que el agua de los ríos se convierta en tóxica; que las comunidades sean despojadas de sus tierras y recursos territoriales; que la precarización del trabajo llegue al extremo en que cada día haya más trabajadores sin salario o que pagan por trabajar, ahora hay más trabajo forzado; se ha reforzado el sistema de control corporativo sobre la clase trabajadora; se ha conseguido concentrar aún más la riqueza aumentando las desigualdades, así como la descomposición social y la violencia, desde el Estado y la delincuencia organizada.

Todo acuerdo comercial debe: basarse en el desarrollo de los mercados internos y en la creación de trabajos decentes y salarios dignos para todos, sin importar la nacionalidad de los trabajadores; garantizar aumentos salariales consistentes que recuperen la pérdida del poder adquisitivo -al menos- de los últimos 23 años en que ha estado vigente el TLCAN; recuperar la soberanía nacional respetando a los pueblos y los territorios campesinos e indígenas; garantizar que la seguridad social y los servicios públicos de calidad lleguen de manera eficiente a toda la población; así como el cuidado del medio ambiente y la rehabilitación del mismo en los casos que sea necesario.

La competitividad de México en la región no puede fortalecerse con base en los bajos salarios, malas condiciones de trabajo, despojo y depredación de nuestros recursos naturales y una cada vez más laxa regulación ambiental. Tampoco la competitividad en Estados Unidos debe fundarse en la sobre-explotación de los migrantes, la violación de sus derechos humanos y un trato indigno, independientemente de que sean documentados o no. Cualquier nuevo acuerdo debe incluir la resolución duradera de esta injusticia social con los migrantes.

El actual gobierno mexicano carece de autoridad moral para encabezar cualquier negociación en nuestro nombre, por lo que todas las negociaciones comerciales deben abrirse a la participación amplia y plural de la sociedad civil, sin simulaciones a través de las organizaciones controladas por el gobierno. Esto implica el desmantelamiento del sistema de control corporativo sobre la clase trabajadora, así como la publicación previa de los textos y la construcción de mecanismos de intercambio de información, participación social y deliberación. Queremos una deliberación pública, abierta y transparente de los acuerdos comerciales y que se sometan a consulta de nuestros pueblos.

La Convergencia de Organizaciones y Movimientos Sociales México Mejor sin TLCs, que representa a los sindicatos, a campesinas y campesinos, a los pueblos indígenas, a las organizaciones ambientalistas, a los colectivos de derechos humanos, a movimientos de defensa de los territorios y contra la minería a cielo abierto, a grupos religiosos y otras organizaciones de la sociedad civil, hemos colaborado desde el inicio del TLCAN y estamos ratificando nuestro compromiso de trabajar conjuntamente, por lo que llamamos a los pueblos de los tres países a construir un movimiento amplio y diverso, que desarrolle una estrategia de movilización, propuesta e interlocución política para lograr una mayor incidencia en el rumbo de la globalización, en las políticas públicas y en la construcción de alternativas de desarrollo sustentable como alternativa al modelo neoliberal del libre comercio.

POR LO EXPUESTO REITERAMOS NUESTRA POSICIÓN:

¡NO! a este modelo de relación comercial que ha tenido resultados nocivos en materia ambiental, que ha estimulado la deforestación a manos del avance descontrolado de la frontera agrícola y propiciado un aumento en la generación de desechos tóxicos, contaminación del agua y emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros impactos. Además del bajo crecimiento durante varias décadas, creciente desempleo, precarización del empleo, expansión de la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y profundización de las asimetrías entre nuestros países.

Las propuestas de las organizaciones y los movimientos sociales aglutinados en la Convergencia de Organizaciones y Movimientos Sociales México Mejor sin TLCs y que ponemos a consideración de este Encuentro Trinacional son las siguientes:

  1. Impulsar campañas globales contra el actual modelo de libre comercio partiendo de un amplio diálogo social plural y democrático al interior de cada uno de nuestros países y en las Américas, particularmente con las expresiones más progresistas y democráticas de la sociedad estadounidense y canadiense, en torno a modelos de integración alternativos que reviertan la precarización del empleo y que garanticen el pleno respeto a los derechos laborales, económicos y sociales; que recuperen la soberanía alimentaria, que respeten los derechos de los pueblos originarios, que prohíban la minería tóxica, y por la construcción de formas superiores de cooperación e integración económica para el desarrollo incluyente y en paz de las diversas regiones del mundo.

  2. Consensar una postura y estrategias comunes frente a la inminente renegociación del TLCAN, impulsando todos los procesos unitarios con las fuerzas políticas y sociales, nacionales e internacionales, concertando acciones comunes para encarar la actual crisis y las crecientes amenazas que atentan contra el derecho al desarrollo.

  3. Avanzar en la construcción de una visión común sobre formas y alternativas de integración y cooperación regional de carácter integral que comprendan las dimensiones política, económica, social, ambiental y democrática.

  4. Relanzar un proceso de rearticulación estratégica de organizaciones y movimientos sociales y civiles de Canadá, Estados Unidos y México capaz de organizar a las resistencias e impulsar la construcción de alternativas para todas y todos; sólo así dicho movimiento social trinacional podrá encarar los actuales retos y amenazas en la región.

¡POR EL DERECHO AL DESARROLLO Y LA PROSPERIDAD DE LOS PUEBLOS!

¡POR LA GLOBALIZACIÓN DE LOS DERECHOS!

¡POR NUEVAS FORMAS DE COOPERACIÓN E INTEGRACIÓN REGIONAL!

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