Madrid.

Con su desgarradora voz y el lirismo de sus canciones, Chavela Vargas supo transmitir como pocos qué significa la soledad. Rebelde, iconoclasta y con una personalidad regada por litros de tequila, la suya fue una vida difícil, llena de altibajos, que ella misma supo convertir en una fascinante leyenda. Tras su aplaudido estreno en la Berlinale, el viernes llega a los cines españoles el documental Chavela, en el que las cineastas estadunidenses Catherine Gund y Daresha Kyi trazan un emocionante retrato de la fallecida cantante mexicana a través de su propia voz y la de algunos de sus más queridos amigos, entre ellos Pedro Almodóvar.

Chavela habría sido una gran publicista, porque sabía muy bien cómo venderse, cuenta en entrevista Kyi. No le gustaban los datos ni las fechas, ella iba por la vida contando las mismas historias, pero cada vez que lo hacía, las mejoraba. Ella misma se creía su propia leyenda y no le importaba si eran verdades exactas o no. Se divertía mucho jugando con la gente.

Su supuesta noche junto a la estrella de Hollywood Ava Gardner, su convivencia con la pintora Frida Kahlo o esas fiestas interminables regadas con tequila que se prolongaban varios días forman parte de las verdades de Chavela, explica la cineasta. Y ni ella ni Gund pretendieron verificarlas. Lo importante es lo que la cantante representaba: hizo lo que quiso y como quiso. Y eso la convierte en un ícono.

Chavela es un evocador viaje a través de la carrera de esta mujer que subía al escenario con poncho y pantalones para cantar su amor por otras mujeres. La espina dorsal de la cinta es la entrevista que Gund realizó en 1991, cuando la cantante acababa de reaparecer en México tras años perdida en el alcohol, que ella llamaba la enfermedad de la soledad y el abandono.

Sin embargo, pese a que a partir de entonces no volvió a beber una gota, Kyi cree que sufrió lo que los estadunidenses definen como el síndrome del borracho seco: al dejarlo sin medicamentos ni apoyo sicólogico, los cambios físicos y emocionales perduran. Lo que sí parece claro es que era también su peor enemiga.

Eso de que le bajaba la novia al dueño de la disquera es una locura, no sé si lo hizo o es una de sus historias adornadas, pero si lo hizo, eso es el suicidio de una carrera artística, explica Kyi. Era una mujer muy complicada y muy difícil. En un instante casi se volvía loca.

Nació en Costa Rica en 1919, pero afirmaba que los mexicanos nacían donde les daba la chingada gana. En 2012 regresó de España para morir en México.