Los mexicanos, principales promotores de la discriminación hacia los pueblos originarios, dice
Originario de Oaxaca, sólo hablaba su idioma cuando llegó a California; la presión social hizo que aprendiera español e inglés
Con el álbum busca elevar la autoestima de los indígenas
Lunes 12 de junio de 2017, p. a10
El oaxaqueño de lengua mixteca Una Isu, radicado en Fresno, California, pertenece a un grupo de raperos y hip-hoperos provenientes de distintas comunidades latinoamericanas autóctonas, que por medio del juego de rimas se esfuerza por preservar la identidad de sus integrantes para las futuras generaciones ante las peripecias de vivir en territorio ajeno.
Sin mediar, en entrevista con este diario lanzó una metralla de rimas: Tengo un mensaje muy profundo. Ya no queremos ser discriminados. Somos pueblos originarios, con conocimientos muy amplios y pedimos respeto de las personas y entre nosotros mismos, como cualquier otra persona o especie de este planeta
.
Aseguró que tanto en México como en Estados Unidos predomina una actitud racista hacia las comunidades originarias. Lamentablemente los mexicanos son los principales agresores y promotores de la discriminación. Es algo que debemos cambiar como sociedad
, afirmó.
Recibe apoyo de un diyéi zapoteco
Ante ello, trabaja en su primer disco trilingüe, que llevará el título de La reconquista, en el que abordará temas como las colonizaciones en América, la preservación de Tierra y la motivación para elevar la autoestima en las comunidades indígenas. La producción contará con los samples del diyéi oaxaqueño de lengua zapoteca Survive. Espera que salga antes de concluir el año.
La demora de la publicación se debe a que es un artista independiente. Su principal complicación –como la de muchos músicos en esta condición– es el financiamiento de sus producciones. Este gasto lo solventa con el trabajo que desempeña en la agrupación Frente Indígena de Organizaciones Binacionales, de la que es vicecoordinador estatal.
Aseguró que está muy comprometido con su comunidad por querer ser esa voz de las personas que sienten lo mismo que yo. Quiero despertar conciencia sobre mi cultura, preservar la lengua mixteca
.
Sus rimas lo demuestran, como en Mixteco es un lenguaje, en la que exalta la idiosincrasia y tradiciones de su pueblo. Una de las estrofas dice: Ey, hablo la lengua y no me da pena; Ey, soy de Oaxaca y no me da pena; Ey, no nos van a hacer menos
.
Recientemente ofreció un concierto a un grupo de niños de la colonia indígena Obrera, en Tijuana. Ahí tocó ese tema, que fue coreado y aplaudido por los pequeños.
Su nombre real es Miguel Villegas Ventura. Sus padres migraron de la región de San Miguel Cuevas-Nùù Yúku, Juxtlahuaca, Oaxaca, y lo llevaron a Fresno cuando tenía siete años, junto con tres de sus hermanos, para mejorar su calidad de vida. Sólo hablaba mixteco cuando llegó, pero la presión social lo obligó aprender español e inglés.
Cuenta que la pasión por el rap nació como un juego. A los 12 años tuvo su primer contacto con estos ritmos en inglés, porque era lo que sonaba en los barrios. Tiempo después, entre chicanos y cholos, armó sus primeras rimas en ese idioma, y aunque comenzó a escuchar a otros raperos en español, no pensó en traducir su trabajo al español o su idioma natal. Ahora lo hace al revés.
Así comenzó la historia de Una Isu (ocho venado, en español), quien ha forjado una trascendente trayectoria en los escenarios, los cuales ha compartido con destacados hip-hoperos mexicanos e internacionales, como su paisana de lengua zapoteca Mare Advertencia Lirika y el crown estadunidense Supaman o el mapuche chileno Luanko.
Incluso su compromiso con la preservación y estudio de los idiomas lo llevó a especializarse en lingüística, en Estados Unidos. Ahora su proceso de creación se basa en el mixteco.
Con 28 años de edad, asume una responsabilidad social ante las comunidades latinas e indígenas en Estados Unidos. Relató que los adultos y ancianos de su comunidad han aceptado el rap, porque preserva la lengua para futuras las generaciones.
“Ellos me piden que les cante –expresó–. Al oírme se conmueven con mi mensaje; al final sólo quedan sus sabias palabras: ‘sigue haciéndolo, porque nuestros hijos ya no quieren hablar su lengua’”.