La industria azucarera mexicana cedió ante su homóloga estadunidense para mantener el acceso a aquel mercado y evitar una catástrofe, afirmó el presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (CNIAA), Juan Cortina Gallardo.

En conferencia de prensa, dijo que lo peor que hubiera pasado para México es que no hubiéramos tenido un acuerdo y que nos hubieran sacado de ese mercado.

El acuerdo cancelaría la amenaza de altos aranceles al azúcar mexicana y reduciría el riesgo de que México a su vez impusiera aranceles a la fructosa estadunidense. Advirtió que este tema aún no termina pues hay que esperar a que la industria azucarera estadunidense firme el acuerdo, probablemente en julio próximo, por lo que exhortó a estar preparados ante cualquier embate del sector en ese país.

Cortina Gallardo comentó que derivado de este convenio la industria nacional aumentará el volumen de exportación de 970 mil toneladas este año a 2 millones de toneladas de azúcar en 2018, pese a que se reduce de 50 a 30 por ciento la exportación de azúcar refinada.

Agradeció a la autoridad por el acompañamiento en este proceso que no ha sido fácil e indicó que el gobierno de Estados Unidos intentó cerrar todas las avenidas posibles para evitar el acceso a las exportaciones de azúcar mexicana.

Reconoció que se fijó un precio de 28 centavos por libra para el azúcar refinada que no nos gustó, porque quitará competitividad en algunas regiones, pero también aumentó el piso para el azúcar cruda, a 23 centavos, lo que beneficiará a los productores mexicanos.

Cortina Gallardo estimó que ese precio es una garantía para los productores de caña de azúcar en México, aunque es un reto para la agroindustria azucarera nacional, que si bien exportará más azúcar mascabado pierde competitividad respecto a la industria del refinado estadunidense. Cuenta con los inventarios suficientes para suministrar azúcar al mercado estadunidense, deficitario y cuyas demandas de endulzante crecen año tras año.

Puntos rescatables

El acuerdo azucarero tiene puntos y temas que son rescatables, entre ellos el hecho de que México mantiene el carácter de exportador de azúcar libre de arancel al mercado estadunidense y en el caso de que Estados Unidos tuviera necesidades adicionales de azúcar, México sería la primera opción para proveerle azúcares, pero también tiene otros aspectos menos ventajosos, señaló a La Jornada, Carlos Blackaller, presidente de la Unión Nacional de Cañeros CNPR.

En entrevista, precisó que el este acuerdo es positivo principalmente para los refinadores estadunidenses de azúcar. Ellos ganan, debido a que se nos impone que 70 por ciento sea azúcar, lo que nos convierte en proporcionadores de materia prima a la industria refinadora estadunidense, que son dos empresas.

Aparte Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de El Barzón, señaló que con el acuerdo azucarero el gobierno mexicano entró a un esquema de negociación del TLCAN sumamente peligroso. No acepta el establecimiento de aranceles pero a cambio se somete a la política de (Donald) Trump para que la economía estadunidense reduzca el déficit y proteja sus industrias y consumidores mediante la imposición de precios mínimos.