e pie, de blanco, descalzos. Así tocan los integrantes de Sigma Project, ejemplar cuarteto de saxofonistas españoles que el domingo pasado ofreció en el Museo Nacional de Arte un concierto expertamente programado y ejecutado, a cuyo repertorio le queda chica la etiqueta de ecléctico.

Tal repertorio no sólo fue vasto y ecuménico en su variedad, sino que fue organizado en un elegante, simétrico y a la vez eficaz arco histórico, que comenzó y terminó con música medieval y cuyo centro/cúspide fue lo contemporáneo, tan contemporáneo como 2012.

En lo medieval, Sigma Project inició abordando la lejana y perdurable tradición del canto llano, con un preciso y unitario manejo de unísonos y octavas para lograr una textura de homogeneidad admirable, y con el sazón añadido de una dinámica creciente/decreciente con la que el grupo trazó un arco dramático de atractivo singular.

A la mitad del camino, Sigma Project se aproximó con maestría y con resolución técnica de primer nivel a las raras e intrincadas armonías y los rudos laberintos rítmicos de la música de Johannes Ciconia, representante cimero de ese fascinante estilo musical que fue el Ars Subtilior de la Edad Media.

En el final del programa, el cuarteto regresó al medioevo para tocar una pieza anónima que, inconfundiblemente antigua, fue brillantemente ejecutada con algunos recursos contemporáneos de producción sonora, logrando así un cierre múltiple del ciclo musical planteado.

A la mitad de los dos remotos extremos, la pieza Tenebrae del compositor español Jesús Torres (autor también de algunas de las transcripciones incluidas en el repertorio) que resultó como un compacto resumen del espíritu del programa entero, ya que esta obra suya es, suena, se percibe como cabalmente nueva, pero está sustentada en la soberbia música luctuosa de Tomás Luis de Victoria.

Ambientes sonoros oníricos, un eficaz uso del vibrato, dobles y triples articulaciones, música tocada alternada con música bisbiseada, combinación hábilmente conducida a un final armónicamente agridulce. Tenebrae de Torres: una fantasmagoría de músicas de antaño trazada con pinceladas del mañana.

Expertamente ligada con las músicas medievales y la pieza de Torres, Sigma Project hizo una refinada y muy expresiva versión de uno de los madrigales del malogrado Príncipe de Venosa, Carlo Gesualdo, pintando con dosis iguales de delicadeza y profundidad las exquisitamente mórbidas, proto-modernas armonías del compositor-asesino, acabadas muestras de lo más decantado del dolor musical y espiritual.

En las dos piezas de Domenico Scarlatti elegidas para el programa, los saxofonistas españoles triunfaron en comunicar la difícil traslación del rígido lenguaje del teclado al fluido fraseo de sus instrumentos de aliento. A destacar, el cristalino manejo de los ornamentos en los dos saxofones agudos, y el cuidadoso delineado de la articulación en los dos saxofones graves.

El programa incluyó también tres movimientos del Cuarteto Op. 20 No. 5 de Franz Joseph Haydn, original para cuerdas, en cuya interpretación destacó la amalgama experta de los cuatro saxofones distintos, así como, por necesario y bienvenido contraste, la diáfana diferenciación de las voces del tejido contrapuntístico de la fuga del cuarteto. En todo su trayecto, la interpretación de Sigma Project a estos movimientos de Haydn dejó la transparente, memoriosa impresión de las notorias bandas de Harmoniemusik del siglo XVIII.

La alta calidad de las expertas ejecuciones de Sigma Project en este polifacético programa debe ser evaluada, además, ante el hecho bien conocido de que lo suyo es, muy específicamente, la creación y exploración de repertorios nuevos, de hoy. Doble mérito, pues, lo logrado en este variado, atractivo y, sí, lúdico programa de música para cuatro lengüetas de tesitura diversa.

Al día siguiente, en El Colegio Nacional y ante otro lleno total, Sigma Project retomó lo que le es esencial para realizar, en el marco de las labores académicas coordinadas por Mario Lavista, la primera ejecución integral del ciclo Poética del laberinto, tres cuartetos para saxofones del español Alberto Posadas, que implicó el estreno absoluto del tercero de ellos, Senderos que se bifurcan.