Se reportan daños en prácticamente todos los distritos de la ciudad
Martes 30 de mayo de 2017, p. 28
Moscú.
Al menos 11 personas murieron y más de 70 resultaron con graves lesiones a consecuencia de los destrozos causados por la intensa lluvia y los vientos huracanados que azotaron este lunes la capital rusa y la región colindante.
El repentino mal tiempo con que este lunes amaneció Moscú –producto de un choque de frentes cálido y frío durante la madrugada, cuyos truenos y relámpagos pusieron fin a una noche apacible– mereció la alerta amarilla que, para advertir de peligro potencial, lanzaron los servicios meteorológicos de la ciudad, pero nadie pudo prever el auténtico cataclismo que ocurrió durante el día.
Según informó el alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, las víctimas murieron bajo árboles, techos y estructuras metálicas que les cayeron encima al tratar de resguardarse del torrente de agua que se desató de pronto, con ráfagas de viento hasta de 22 metros por segundo.
Hubo daños en prácticamente todos los distritos de la ciudad. El saldo de destrucción que dejó lo que los medios locales califican de auténtico huracán incluye, en un reporte preliminar de las autoridades, más de 3 mil 500 árboles arrancados, automóviles volcados, semáforos tumbados, cristales rotos, cortes de electricidad generalizados, vuelos cancelados en los aeropuertos…
No se salvó ni el Palacio del Senado, uno de los históricos edificios del Kremlin, donde se encuentra la oficina del presidente de Rusia, cuyo techo salió volando. Tampoco la residencia del primer ministro, cuyo estacionamiento quedó bloqueado por los árboles derribados.
No es la primera vez que Moscú sufre una tormenta de equiparable magnitud. La anterior ocurrió la noche del 20 al 21 de junio de 1998, con vientos hasta de 31 metros por segundo. Hace 19 años murieron nueve personas y cerca de 150 quedaron lesionadas, cayeron miles de árboles y fueron afectados muchos edificios, entre ellos varios dentro del Kremlin y la sede del Teatro Bolshoi.
Se mantiene vigente la alerta amarilla, dado que los meteorólogos temen que esta anomalía climática pueda repetirse durante la madrugada del martes.