Veinte años de astillar
1997: Del Mazo vs izquierda
Huevazos delatores en Veracruz
Violencia promovida, creciente
einte años atrás, Alfredo del Mazo se enfrentaba en situación desventajosa a una candidatura de izquierda, mientras la opción panista se rezagaba de manera notable, en el complicado proceso de una lucha por la joya electoral y política hasta entonces siempre dominada por el Partido Revolucionario Institucional. La naciente columna Astillero mezclaba el análisis del debate entre esos candidatos con el reporte de resultados de las semifinales del futbol profesional, coincidentes los tiempos de los espectáculos electoral y balompédico.
Ese lunes 26 de mayo de 1997, con aviso y sumarios en primera plana, esta sección planteaba: Al revés del futbol, en el debate ganó Michoacán y perdió el Edomex; Aunque Del Mazo pegó primero, el perredista dio los mejores golpes
. En efecto, Morelia había ganado a Chivas y Toros-Neza al Necaxa, pero, en lo político, Cuauhtémoc Cárdenas emergía como triunfador de aquel insólito debate entre candidatos a gobernar el Distrito Federal, siempre reservado a la voluntad de quien ocupara la Presidencia de la República. Derrotado en el encuentro, como lo sería en las urnas, quedaba Alfredo Hilario Isidro del Mazo González, ex gobernador del estado de México (también había sido secretario federal de energía, minas e industria paraestatal), hijo de Alfredo del Mazo Vélez (quien también fue gobernador del Edomex y secretario federal de recursos hidráulicos) y padre de Alfredo del Mazo Maza (ex presidente municipal de Huixquilucan y ex director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos), actual aspirante a gobernador. Y el panista Carlos Castillo Peraza, ya en declive político, alegando que, en realidad, no había sido un debate entre varios, sino un informe de malas hechuras de dos ex gobernadores priístas (Cárdenas lo fue de Michoacán).
Las posturas de los dos contrincantes podrían haberse usado ahora en el estado de México: Cárdenas enumeró temas adversos al priísta: entreguismo gubernamental, corrupción, megaproyectos oficiales como mecanismo de hacer negocios para unos cuantos, sueldos y compensaciones secretos, casa limpia, guarurismo, intolerancia, legislaciones represivas, inconstitucionalidad de propuestas de cambio en materia policial
. El priísta acusó al candidato de izquierda de haber sido contratista de Pemex, denunció que el michoacano escrituró a nombre de uno de sus hijos un departamento capitalino en la zona de Polanco, acomodó declaraciones de una senadora perredista para acusar en general al partido de nazismo, manejó la tesis del perredismo como instancia anticatólica, violenta y confrontacional, y señaló a Cuauhtémoc como un personaje de ideas endebles y cambiantes conforme al auditorio o al país, y preocupantemente inseguro para los inversionistas
(dicho primer Astillero, con fallas tipográficas por cambios tecnológicos en el archivo, en https://goo.gl/K5gIMa).
Tantas cosas parecidas y al mismo tiempo distintas. Hace 20 años se crearon las condiciones o se permitió que hubiera alternancia de siglas y una nueva conformación política (Congreso federal sin dominio priísta, jefatura de Gobierno capitalino a cargo del PRD y, en 2000, la salida del PRI de Los Pinos), cuyos resultados concretos serían materia de otro análisis. Hoy, dos décadas después de la primera entrega del tecleo astillado, una clase política dominante, marcada por la corrupción, el entreguismo a intereses extranjeros, la colusión con cárteles criminales (narcopolítica, narcoestado) y la ineficacia electoral y política, deja asomar sus peores impulsos ante el crecimiento de una opción de reformismo moderado que encabeza Andrés Manuel López Obrador por medio del partido Morena.
Los huevos lanzados ayer en Huatusco, Veracruz, al virtual candidato presidencial, son la representación, en forma de quebradizo proyectil, del ánimo agresivo que está marcando líneas de ataque abierto contra quien se ha constituido nuevamente en amenaza para las complicidades hegemónicas. La aparición del video de Las Choapas, con la entonces diputada de Morena y candidata a presidenta municipal, Eva Cadena, significó el banderazo de salida para una campaña de denostación del político de origen tabasqueño, la cual en días recientes, conforme se acerca el día de las urnas en el estado de México, va tomando visos de provocación abierta, de búsqueda de violencia, de pretensiones incluso de acciones judiciales que descarrilen candidaturas, la mexiquense y la nacional.
Miguel Ángel Yunes Linares tiene suficientes credenciales para acreditar la autoría de hechos perversos contra opositores políticos (memorable fue el armado de una escena de travestis durante un acto de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial) y este año se ha convertido en concertado instrumento de ataques contra López Obrador. La femenina autoría material de los disparos avícolas tampoco tiene trascendencia, aunque en el ámbito regional sus fichas políticas sean preocupantes.
Lo que está en el fondo del asunto es la decisión de los poderes coaligados para cerrar el paso, al costo que sea, a la probabilidad lopezobradorista. De la violencia mediática pautada, a las provocaciones amenazantes, pasando por el entramado judicial relacionado con corrupción
y presunto financiamiento electoral de Morena desde flancos criminales (así lo postula, con todo desparpajo histórico, la dirigencia priísta), hasta el asomo del fantasma de la violencia física, del desbordamiento, el descontrol.
En ese horizonte, las declaraciones oficiales de rechazo a la violencia, en cualquiera de sus expresiones
, las condenas y el ponciopilatismo oficial, de poco servirán: lo importante sería desmontar el espíritu bélico que hoy sustituye al político en las alturas del poder.
Y, mientras esta columna veinteañera cierra hoy con lo que fue el final de su primera entrega: A partir de hoy, de lunes a viernes, este Astillero que recuerda a Onetti
, ¡hasta el próximo lunes!
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