Así como los más renombrados científicos de todas las épocas, por ejemplo Stephen Hawking, han enfocado sus esfuerzos intelectuales en hallar una sola teoría que explique todo, los artistas, entre ellos los escritores, comparten ese sueño: crear momentos de comunión mediante su obra.

Esa es una de las reflexiones planteadas en el libro El inconcebible universo: sueños de unidad, del periodista José Gordon, el cual fue presentado la tarde del miércoles en el Museo Nacional de Antropología.

Ilustrado por Patricio Betteo y publicado por Sexto Piso, se trata de una obra con una doble misión: enseñar que los elementos de la poesía existen en el pensamiento científico y mostrar los elementos de la ciencia que están en la poesía, explicó el físico Gerardo Herrera, líder del equipo mexicano en el proyecto ALICE, en el Gran Colisionador de Hadrones que se encuentra en Suiza.

Ante un vasto auditorio en el que lo mismo se vio a destacados científicos y catedráticos universitarios, así como colegas de Gordon y escritores como Elena Poniatowska, el autor dijo: Debemos madurar hacia la infancia, hacia la capacidad de asombro, hacia la curiosidad, sin perder la mirada en lo que pasa alrededor, pero sin perder la visión hacia nuestra morada cósmica.

El físico Herrera consideró que El inconcebible universo “es una deliciosa representación de los conceptos más avanzados de la física, se desarrolla en Ginebra, Suiza, donde se encuentra el Colisionador de Hadrones, pero también donde vivió y murió el escritor Jorge Luis Borges.

Por eso el libro se lee como un encuentro en esa ciudad donde flota y se mueve con la brisa el espíritu borgiano, pues ahí se desarrolla uno de los mayores proyectos científicos de nuestros días que entrelaza reflexiones, las mismas por las que el escritor argentino es tan conocido por todos, y especialmente apreciado por los físicos.

Herrera explicó que el autor de El Aleph es el narrador más citado en artículos científicos de rigor. Por ejemplo, detalló, en El jardín de los senderos que se bifurcan, de 1941, Borges escribe: A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.

En 1951, añadió el científico, “un físico publicaba un trabajo para resolver el problema de la medición, y exponía, de manera profesional y rigurosa, las mismas ideas que acabamos de describir. Ese es el nivel de contacto que tenemos los científicos, y la razón por la que el libro que nos regala Pepe Gordon está tan permeado por Borges.

“El inconcebible universo es un tejido muy original de pensadores acerca de la física moderna, es también la mirada poética del mundo de la física, lleno de afirmaciones que a partir de ahora citaré en mis charlas y mis clases, porque encontré por fin la manera de decirlas”, explicó.

La presentación, en la que también participaron el editor Eduardo Rabasa, Sabina Berman y el ilustrador Patricio Betteo, concluyó con la interpretación de tres canciones en voz de Gordon y Fernando Delgadillo, creadas por ellos con frases del libro y coreadas por un entusiasta público que después hizo largas filas para obtener la firma del también conductor del programa televisivo La oveja eléctrica, que se transmite por Canal 22 los martes a las 20:30 horas.

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El libro El inconcebible universo: sueños de unidad, de José Gordon, se puede adquirir en la librería de La Jornada (avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac).