Cancún, QR.

Los costos en materia de vidas humanas y económicas aumentan significativamente en el mundo con los desastres naturales, y la vulnerabilidad de los países se ha agravado por el cambio climático, señaló el presidente Enrique Peña Nieto al dar inicio a los trabajos de la Plataforma Global sobre Reducción de Riesgos de Desastres 2017.

En el acto, la vicesecretaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Amina Mohammed, ubicó en 520 mil millones de dólares las pérdidas anuales por las catástrofes naturales, además de arrastrar a 26 millones de personas a la pobreza.

A países como Haití, resaltó, el terremoto de 2010 lo hizo perder 120 por ciento de su producto interno bruto (PIB).

De acuerdo con Peña Nieto, 90 por ciento de las muertes por desastres naturales ocurren en países de bajos y medianos ingresos. Por ello, tanto en la sesión inaugural como en un mensaje tras un foro de líderes, donde participaron mandatarios, dirigentes de organismos internacionales y miembros de la sociedad civil, la academia y el sector privado, reiteró el compromiso de México con las naciones, principalmente del Caribe.

La cuarta parte de mexicanos viven en lugares de riesgo

Es imperativo que la disminución de las afectaciones humanas y materiales, que hemos logrado en muchos de nuestros países, también se alcancen en aquellos menos favorecidos, resaltó el mandatario.

La vicesecretaria de la ONU consideró a México verdadero líder en la reducción de riesgos de desastres, sobre todo a partir de 1985, con el terremoto del 19 de septiembre. Subrayó los acuerdos del diálogo previo, enfocado sobre todo en temas como infraestructura y vivienda, salvamento de vidas y pérdidas económicas a consecuencia de los desastres naturales. Todo, señaló, se ha exacerbado por el cambio climático y los daños relacionados con el agua, que representan 90 por ciento de los eventos más costosos desde 1990.

Para reducir los niveles de riesgo, indicó, se requiere atender aquello que aumenta la probabilidad de la ocurrencia de desastres: pobreza, desigualdad, cambio climático, mala gobernanza del riesgo, mal uso del suelo, malos códigos de construcción, urbanización rápida y no planeada, así como la proliferación de asentamientos irregulares, entre otros.

Esta plataforma trabaja para lograr avanzar en los objetivos del llamado Marco de Sendai, donde, de acuerdo con el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, se pone a las personas y la prevención en el centro de las políticas sobre el tema. Los desastres muchas veces son más resultado de una combinación de factores que pueden evitarse, como son poblaciones expuestas, vulnerables y mal preparadas para hacer frente a eventos de esa naturaleza, dijo.

En tanto, el Presidente resaltó las condiciones de riesgo bajo las cuales vive la población mexicana: la cuarta parte de la misma está en lugares bajo amenaza de enfrentar ciclones y un tercio es vulnerable a sismos o terremotos.

Destacó que de 2012 a la fecha se han presentado en México al menos 166 situaciones de desastres de diferentes magnitudes. Frente a ello, los mexicanos hemos hecho de la protección a la vida la mayor de nuestras prioridades, y de la prevención un pilar fundamental de nuestro Sistema Nacional de Protección Civil, dijo.

Reiteró el sentido de solidaridad del país con el mundo entero, particularmente con el Caribe en materia de reducción de riesgos y atención a desastres con recursos económicos y capacitación para complementar sus medidas nacionales y crear resiliencia comunitaria.

México, indicó Peña, ha aprendido, como lección más importante en materia de desastres, la necesidad de actuar de forma preventiva.

Destacó el contenido del comunicado de alto nivel consensuado en esta plataforma, donde resalta la urgencia de adoptar medidas inmediatas para revertir las tendencias actuales de escasez de agua y los desastres relacionados con el líquido.

A los trabajos de la plataforma, y donde por primera vez se sesiona fuera de Ginebra, Suiza, la sede tradicional, vinieron los presidentes de Albania, Haití, Kiribati, República Dominicana, Zimbabue y Togo, así como el rey de Swazilandia.