Río de Janeiro.

El presidente de Brasil, Michel Temer, reiteró que no va a renunciar y en tono desafiante advirtió: si quieren, que me derriben, luego del escándalo derivado de una grabación en la que el mandatario presuntamente da su aval para comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cuhna, preso por corrupción, y uno de los artífices del juicio político contra la ex gobernante de izquierda Dilma Rousseff.

En entrevista para el diario Folha de Sao Paulo, señaló que pecó de ingenuo al recibir al empresario que lo grabó en secreto durante la conversación en la que presuntamente aprueba el soborno a Cunha.

El Supremo Tribunal Fedetal (STF) resolvió que decidirá si juzga por corrupción al mandatario hasta que la policía finalice el análisis del audio que presentó el empresario Joesley Batista, del gigante de la carne JBS, como parte de un acuerdo de delación premiada con la justicia.

Esa sesión será clave para determinar el futuro de Temer, contra quien la fiscalía general pidió abrir una investigación por obstrucción a la justicia, corrupción y organización criminal.

En otro orden, fiscales formularon nuevas acusaciones por corrupción contra el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien ya enfrenta cinco juicios.