El púgil perdió el campeonato en la báscula en peso mosca
Martes 23 de mayo de 2017, p. a15
Recuerda la sed y el hambre. El sacrificio cruel que lo debilitó hasta el mareo. Juan Churritos Hernández trata de explicar lo que le impidió dar el peso reglamentario un día antes de la pelea en la que defendería por primera vez su campeonato mundial en peso mosca en Japón.
Necesitaba bajar 600 gramos para dar los 50.800 kilos. Bajó 400, pero los 200 restantes se pegaron a su cuerpo hasta que fue despojado del título mundial del Consejo Mundial de Boxeo en la báscula.
Llegó casi una semana antes a Tokio, pero recuerda que ya se sentía débil. Casi no comía ni bebía para bajar de peso. Un día antes se sometió a los recursos desesperados de los boxeadores para consumir los gramos sobrantes. Se envolvió en plástico para sudar, abrió la regadera hasta que salió vapor, escupió saliva como obseso para deshidratarse. Dice que antes del pesaje el movimiento de un elevador lo mareó como señal de advertencia.
Estaba atentando contra mi salud
, piensa el Churritos. Subió a la báscula y ahí seguían esos 200 gramos que no quisieron quemarse. Fue descalificado.
Sí me pegó perderlo así
, admite. Después de tanta dieta, de aguantar el hambre y la sed, claro que me pega. Pero tampoco estoy decaído, este es un deporte en el que se puede perder y pues no llegué en mi mejor momento
.
La noche de la pelea, además, no podía subir como ocurre después de cumplir con el pesaje oficial. El equipo de su rival, el japonés Daigo Higa, puso como condición que no podía subir a más de 55 kilos la noche del combate, el pasado 20 de mayo.
Me sentí fatal, sin fuerza; estaba muy débil
, explica; “creo que mi empresa (Promociones del Pueblo) y el CMB se precipitaron para darme mi primera defensa del título –lo ganó dos meses antes–, si hubiera sido un pelea opcional la hago hasta con dos semanas de preparación, pero una pelea obligatoria con ese tipo de rival creo que necesitaba más tiempo”.
Después de dejar su campeonato en la báscula, Churritos se exaspera un poco, porque nadie sabe la ruta del sacrificio que lo llevó a ese campeonato del mundo. El boxeador que surgió como vendedor de churros en las calles de Ciudad de México peleaba en la división supermosca.