Dirigió el Conservatorio Nacional de Música y destacó por su labor docente
Sobre del Himno Nacional no logró determinar los criterios de selección, pero sí demostró la falsedad de un supuesto favoritismo que se imputó a la obra del español Jaime Nunó
Jueves 18 de mayo de 2017, p. 6
El investigador y pianista Karl Bellinghausen Zinser, una de las figuras más prestigiadas de la musicología y la enseñanza musical en México, falleció la tarde de este miércoles, a los 62 años, a consecuencia de un cáncer que lo aquejó durante varios meses.
Las exequias tienen lugar en el Panteón Francés de San Joaquín, donde hoy será cremado.
Nacido en la ciudad de México, el 3 de octubre de 1954, Karl Bellinghausen es uno de los historiadores de la música nacional más relevantes, en particular de los siglos XVIII y XIX.
Destaca también por su compromiso y trabajo en la docencia, específicamente en el Conservatorio Nacional de Música, donde se desempeñó como maestro en historia de la música y de cuya dirección se encargó de octubre de 2010 a agosto de 2012.
Fue integrante del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) Carlos Chávez.
A Karl Bellinghausen se deben el rescate y la recuperación de la obra de uno de los pilares del desarrollo del arte sonoro del país, el compositor capitalino Melesio Morales (1838-1908).
A pesar de la importancia y la calidad de ese autor, considerado el más emblemático del siglo XIX, su trabajo permaneció en las sombras durante más de un siglo por cuestiones políticas, ya que el triunfo de la Revolución Mexicana rompió con casi todo lo que estuviera relacionado con el régimen porfirista.
Recuperó partituras y obras de Melesio Morales
Además de recuperar las partituras y las obras de Melesio Morales, de las que sólo se sabe por referencias, y de publicar su catálogo, Karl Bellinghausen también tradujo al español Anita, ópera de Morales, cuya versión original fue escrita en italiano.
Programada para estrenarse entre 1903 y 1904, lo que no ocurrió, el investigador rescató este título en 1987, mismo año en que la montó en el Conservatorio Nacional de Música. Fue en 2014 cuando tradujo el libreto original del italiano Enrico Golisciani, para su puesta en escena en los teatros Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, y de la Ciudad Esperanza Iris.
Fue pionero en el estudio del compositor novohispano José Manuel Aldana y del músico decimonónico Tomás León.
Además, en 1991 Bellinghausen participó en la fundación del Conservatorio de Música del Estado de México.
Entre los múltiples temas que ocuparon la atención del especialista, se encuentra el Himno Nacional, tema sobre el cual desarrolló una importante e interesante investigación en 2004, con motivo del 150 aniversario de esa obra.
Karl Bellinghausen consideró oportuno desentrañar el expediente y conocer la música del himno, con la finalidad de articular un criterio sobre lo adecuado de su selección.
En ese proceso localizó 14 de las partituras que concursaron para acompañar el texto de Francisco González Bocanegra. Las letras participantes, en tanto, fueron destruidas, conforme se asentaba en las bases del certamen.
Bellinghausen no logró determinar los criterios de selección, pero sí comprobó la falsedad de un supuesto favoritismo que durante largo tiempo se imputó a la pieza del español Jaime Nunó.
En una entrevista al respecto con este diario, el musicólogo recordó que nuestro Himno Nacional fue muy cuestionado y no logró ser aceptado sino hasta muy entrado el porfiriato.
Cuando regresa Juárez al poder, el himno tuvo una indefinición y cuando había un acto protocolario donde estuvieran los liberales se entonaba el escrito por Nunó, pero cuando estaban los conservadores se usaba la pieza de un autor extranjero, Henry Hetz
, explicó.
En su opinión, de las 14 partituras encontradas, la más excepcional en términos artísticos fue la escrita por José Mateo Flores, original para voz y piano, aunque, a su decir, no funcionaba como himno.
Descubrió que Juárez inspiró una vasta obra musical
Otra de las investigaciones de Karl Bellinghausen lo condujeron a descubrir que ningún otro héroe ni gobernante en México ha sido motivo de inspiración musical tan prolija como Benito Juárez.
Si acaso, sólo lo supera el presidente Porfirio Díaz, aunque ello obedece al largo periodo que gobernó el país. Tras su derrocamiento, exilio en Francia y muerte, ningún compositor nacional retomó su figura, lo que hasta tiempos recientes sí ha ocurrido con el Benemérito de las Américas.
En otra charla con La Jornada, Bellinghausen sostuvo que los cientos de piezas dedicadas al prócer del liberalismo, en su mayoría, tienen un vínculo político de reivindicación nacional, que de alguna manera en ello se pondera mucho la figura de Juárez, como quien salvó y dignificó a la nación
.
La obra con tinte juarista más antigua que el investigador detectó se remonta a 1857 y alude a las Leyes de Reforma.
Otra bien pudo haber sido el Himno Nacional: la Marcha Zaragoza, de Aniceto Ortega, concebida para sustituir la obra de Jaime Nunó, que no acababa de cuajar
y había sido adoptada como el Himno Nacional por el emperador Maximiliano de Habsburgo.
Cada vez que la Sociedad Filarmónica se presentaba, tocaba esta obra en lugar de la de Nunó. Es una obra irónica, que después se convirtió en una marcha utilizada por los soldados prusianos durante la guerra franco-prusiana para recordar a los militares franceses su derrota en Puebla
, explicó Karl Bellinghausen.
El historiador también se sintió atraído por la relación entre la música y las artes visuales, nexo sobre el cual afirmaba que es tan antiguo como extenso e intenso, y que ha generado gran cantidad de obras de arte que brillan por su calidad.