El bolero se anidó en el corazón de Rodrigo de la Cadena (Ciudad de México, 1989) cuando aun era niño y allí se ha quedado para deleite de muchos, porque no obstante su corta edad el pianista y cantante ha luchado por mantener vigente este género musical de origen cubano.

Ya que la imaginación del también compositor no tiene límites, acaba de grabar un disco doble de boleros, esta vez acompañado de la Orquesta Sinfónica de Nuevo León. De la Cadena ha cantado con otras agrupaciones: desde la Sinfónica de Bielorrusia hasta la Filarmónica de Acapulco y su propia Orquesta Mexicana del Bolero.

Sin embargo, el concierto que ofrecerá el 21 de mayo en el Teatro de la Ciudad será el primero en que participa sólo acompañado de orquesta. Titulado El bolero de mi vida, al igual que el disco que se dará a conocer ese día, para el concierto De la Cadena se hará acompañar por la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (OSIPN), bajo la batuta huésped de Juan Carlos García Amaro, responsable de los arreglos del álbum. De las 27 canciones, 12 son composiciones del pianista y cantante, y las demás de figuras como Álvaro Carrillo, José Alfredo Jiménez, Chucho Navarro, Gonzalo Curiel, Alberto Cortez y Rafael Pérez Botija.

El entrevistado es titular del programa televisivo Noche, boleros y son, que se emite los viernes por Canal Once, gracias a lo que pudo establecer el contacto con la OSIPN. Apunta que será la primera vez que la orquesta del Poli incursione en este género musical.

De la Cadena hace hincapié en que no se trata del clásico arreglo de conga, contrabajo, piano, guitarra y requinto que se asocia con el bolero, sino de arreglos muy bien logrados, en un tratamiento armónico, rítmico y melódico muy interesante.

Acota: “Si tú escuchas los discos que más han durado en la historia de Occidente, sería la música que grabó Tony Bennett, Frank Sinatra, Rod Stewart cuando hizo los standards de jazz, Barry Manilow, Michael Bublé, Robin George, Michael Feinstein y Harry Connik júnior, en fin. Estos crooners hacen música equivalente al bolero, que son los standards del jazz de Cole Porter, Irving Berlin, que los lleva a un sonido con una cuerda muy nutrida, un contrabajo acústico, batería de jazz con escobillas, piano y algunos alientos, maderas, flautas, trompetas y cornos, de pronto”.

Por otro lado, la percusión es bastante medida. No es espectacular como del Festival Oti, es muy jazzeado. Este es el sonido que pretendemos dar al bolero, que nadie lo ha hecho en México o en otro lado. Tratamos de copiar un poco a los estadunidenses su buen gusto en este aspecto, tomar lo mejor de los arreglistas clásicos, como Nelson Riddle, quien hizo un sonido muy americano, muy occidental, para el bolero. ¿Para qué? Para que queden para siempre.

Según De la Cadena, a veces cuando uno oye la percusión y el requinto se remite a lo clásico del bolero. Lo que tratamos de hacer es que se acerque a todo tipo de audiencia, sobre todo los jóvenes. Qué se oiga sin edad, ni viejo ni muy moderno, sino un sonido muy natural.

A veces en México somos muy atascados

El entrevistado es de la opinión de que a veces en México somos muy atascados, todo lo llenamos de instrumentos y se acaba luciendo más el arreglista que el cantante. Oyes todo menos al intérprete.

Respecto de su participación en el disco, De la Cadena asegura que los arreglos le sacaron una voz diferente: Me hicieron cantar de una manera mucho más cuidada. Canto a media voz casi, no estoy gritando. Tiendo a pitar arriba. Agrega que El bolero de mi vida es más un disco de escucha.

El espectáculo, del mismo nombre, se presentará el domingo 21, a las 18 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, localizado en Donceles 36, Centro Histórico. Tendrá como invitado a Carlos Cuevas, así como a otros artistas que han formado parte de su carrera. Con motivo del Día del Politécnico el concierto se presentará también el día 20 –sin invitados– en el Auditorio Jaime Torres Bodet, sede de la OSIPN.