París.

Aunque acepta las marcas del paso del tiempo en su rostro, Monica Bellucci, La bellisima, lo admite sin rodeos: ¡Menos mal que existen los retoques!.

A los 52 años, la actriz italiana será maestra de ceremonias del festival de Cannes, que se inicia el 17 de mayo. En una entrevista explica cómo se ve en una de sus más recientes películas, On the Milky Road, de Emir Kusturica.

Tengo arrugas alrededor de los ojos, por todas partes. Hace 10 años no las tenía. Mi rostro cambió en la pantalla. Pero “no me digo ‘¡Oh, es monstruoso!’ No, tiene su encanto”, explica la actriz, vestida elegantemente de negro.

No me molesta verme como mujer madura; hay que hacer frente a ello, asume. La actriz, que a los 50 años entró en el restringido círculo de las chicas de James Bond, en 007 Spectre, afirma que no tiene una posición definida sobre la cirugía estética.

“Cuando veo a una mujer madura que no se ha retocado, no me digo ‘debería hacerse un lifting’, sino ‘está muy guapa así’. Pero cuando veo a una que se ha hecho un lifting y que está muy guapa, me digo que ha hecho lo correcto”, explica.

Debemos hacer lo que nos hace sentir bien. Ahí está la cirugía plástica. Si nos hace felices, ¿por qué no utilizarla?, afirma.

También es favorable a las fotos retocadas. Yo le doy las gracias a los retoques. ¡Es lo que nos salva!, exclama.

Pero hoy día se retoca menos; es un gran cambio que me gusta mucho (...) Esto significa que empezamos a acostumbranos a no ver los defectos como tales, asevera.

Por otro lado, la presencia de dos películas de la plataforma streaming Netflix en la competencia oficial del festival de Cannes –denunciada por los cines en Francia–, obligó a imponer nuevas reglas.

Se trata de The Meyerovitz Stories, de Noah Baumbach, y de Okja, de Bong Joon-Ho, en competencia por la Palma de Oro. Su selección indignó a las salas de cine francesas, pues la ley impide proyectar las películas de Netflix, salvo que la plataforma estadunidense acepte posponer su salida en Internet por 36 meses.

El festival de Cannes pidió en vano a Netflix que aceptara que ambos largometrajes se estrenaran en salas comerciales en Francia, según un comunicado. Los organizadores deploraron que no se hallara ningún acuerdo y anunciaron una modificación de su reglamento para 2018, imponiendo una distribución en salas para todo filme en competición.

De ahora en adelante, cualquier película que pretenda estar en Cannes deberá comprometerse previamente a ser distribuida en las salas francesas, se dijo en el comunicado.