¡Derriben este muro!, lema del happening en el que participará la Sinfónica de Dresde
Música, danza, teatro, grafiti, instalación, poesía y circo irrumpirán en los 3 mil kilómetros de la línea entre México y Estados Unidos
El ruido cultural
abarcará del Pacífico al Atlántico, adelanta Markus Rindt, director de la orquesta alemana, en entrevista con La Jornada
Jueves 11 de mayo de 2017, p. 4
Markus Rindt, director artístico de la Sinfónica de Dresde, concibió hace meses la idea de protestar a escala global contra el muro fronterizo de Donald Trump con un happening masivo, con todas las formas de arte posibles, a lo largo de los más de 3 mil kilómetros entre México y Estados Unidos. El primer paso será trasladar a los músicos de la orquesta desde las orillas del río Elba hasta las playas de Tijuana para ofrecer un concierto ecléctico.
El segundo paso, ya en marcha, es convocar a mexicanos y estadunidenses que habiten la extensa región fronteriza que Trump pretende sellar, desde el Pacífico hasta el Atlántico, a hacer mucho ruido
en torno a una demanda central, o hashtag, en el lenguaje del espacio cibernético: Derriben este muro
. Ruido cultural, se entiende: música de todos los géneros y estilos, danza, teatro, grafiti, instalaciones, lecturas de poesía, tertulias, circo; en suma, toda expresión humana. Han sido invitados, entre otros, Café Tacvba, Nortec y Lila Downs.
Rindt admite: Es una idea loca desde donde lo quieras ver. Pero va a funcionar, ya verás
. Como músico, su instrumento es el corno. Y como director artístico, es generador de ocurrencias como ésta, como una forma de llevar la música y el arte al terreno del activismo político en pro de un mundo dialogante y sin fronteras.
El concierto detonador del llamado #DerribenEsteMuro será el 3 de junio en el Parque de la Amistad, en la playa de Tijuana, a la sombra de la triple reja que separa a las familias de migrantes en ese punto. Los músicos alemanes están armando un programa que incluye pop, clásico, electro y trova. Participarán coros de niños tijuanenses y de San Diego, banda de la escena musical de la frontera y la cantante maya kakchikel Sara Currichich.
Pero el concierto de Tijuana pretende ser uno de tantos
, en medio de muchos otros actos simultáneos: conciertos, pintadas, palomazos, lecturas, bailongos o lo que sea
, en todas las ciudades de ambos lados de la frontera, que expresen, en las muchas lenguas del arte, un no contundente
al presidente de Estados Unidos. Y no sólo la frontera: todas las ciudades podrán hacerse eco de la iniciativa, Ciudad de México incluida.
Donde haya vida e inteligencia habrá una respuesta
El llamado global ya comenzó a circular en las redes.
–Es como lanzar una botella al mar…
–Más o menos. Pero yo sé, por experiencia, que donde hay vida, donde hay inteligencia, la gente va a responder y se va a unir.
La experiencia a la que alude incluye proyectos como el gran concierto que organizó la Sinfónica de Dresde en Berlín en 2015 con motivo del centenario del genocidio armenio cometido por el entonces imperio turco-otomano y que a la fecha sigue siendo negado por el gobierno de Ankara. El concierto unió a compositores y músicos de Alemania, Turquía y Armenia en una sala abarrotada: Fue mucha gente, pero en ese momento no conseguimos eco en la prensa. A la vez, el gobierno de Ankara protestó y exigió a la Unión Europea (UE) que el ayuntamiento de Dresde retire los fondos a nuestra orquesta, que recibe por ley subsidio oficial. Cuando nos comunicaron esto decidimos hacerlo público. Desde el momento en que salió la primera noticia mi teléfono no dejó de sonar
.
El escándalo fue mayúsculo y llovieron protestas por todos lados. Al final, el entonces gobernador de Sajonia Franz Walter Steinmeier –hoy presidente de Alemania– declaró que cuando la política no puede hacer valer su palabra, toca jugar su papel a la cultura. Y se negó a suprimir el financiamiento a la Sinfónica de Dresde. En represalia, Turquía se retiró del programa cultural de la UE.
Para Rindt, ese fue un ejemplo del poder que tiene la cultura para cambiar al mundo y promover ideas de paz y diálogo
.
El artista, de 50 años, nació en Magdensburg cuando su ciudad estaba detrás del Muro
. Y la famosa valla que levantó la extinta República Democrática Alemana fue durante su juventud una sombra en su vida. Cuando cayó esa larga y emblemática pared de concreto que dividió por décadas a Berlín y a los alemanes, Markus tenía 20 años. “Ese día estuve ahí. Estaba incrédulo. Crucé varias veces del Este al Oeste, sin visa, sin papeles. Y me dije: ‘Ah, el mundo es mucho mejor así, sin fronteras’. Estaba en esa edad en la que la imaginación explota en mil ideas en la cabeza. Pero también se forman los ideales”. Y ahí nació su idealismo por un mundo sin fronteras.
La sinfónica, una orquesta joven que se especializa en música contemporánea y también rompe fronteras de géneros, tocando con grupos de rock como Remmstein y los Pet Shop Boys, ha repetido conciertos como el del genocidio armenio en Palestina, Ucrania, Ceuta, en los populosos barrios de Dresde, donde quiera que se interponen las fronteras mentales, culturales y hasta de clase.
Yo recuerdo cuando el entonces canciller Helmut Kohl declaró que la caída del Muro de Berlín y del comunismo significaba el fin de las guerras. ¿Y qué hemos visto en las décadas siguientes? Guerra y genocidio en Yugoslavia, Afganistán, Irak, Siria, en todos lados. Y nosotros, los países de Occidente, como ex potencias coloniales, somos los responsables, porque a los países del Sur los despojamos de sus territorios y de sus materias primas. Somos responsables de su pobreza y sus guerras civiles. Y ahora nos sorprendemos que quieran huir de lo que hemos creado. A las masas de pobladores que huyen de esta situación hacia nuestros países no los queremos dejar entrar. Nuestra obligación, nuestra responsabilidad histórica, es darles asilo. De eso también trata el movimiento para derribar el muro de Trump.
Con estos valores, Rindt se reconoce como un músico político, solidario y comprometido. Y en mi orquesta no estoy solo. Todos mis músicos lo son. Vamos adonde hay conflictos y donde sea necesario un compromiso. Y no lo hacemos sólo por tocar música exótica sino porque queremos involucrarnos, hacer oír nuestra voz por causas como ésta: que los muros que dividen a los pueblos desaparezcan
.
Construir la cerca para detener las drogas es una mentira
–¿Cómo volteó a ver hacia esta frontera México-Estados Unidos?
–Empecé a pensarlo hace tres años. Me empapé de información sobre lo que pasa ahí. He oído que ahora Trump justifica el muro diciendo que es para detener las drogas y todos sabemos que es mentira. Supe del movimiento que logró la jornada de un día sin inmigrantes. Lo consulté con mi mujer, con mis colegas y supimos que sí, que teníamos que hacerlo, pero no en un solo punto sino a todo lo largo de la línea fronteriza. Aunque parezca imposible.