l viernes de la semana pasada, en la ceremonia conmemorativa de la batalla del 5 de mayo, Enrique Peña Nieto ordenó a las secretarías de Defensa y de Marina, a la Procuraduría General de la República y a Petróleos Mexicanos que diseñaran un plan para combatir el robo de combustible de ductos de Pemex, se hizo el propósito de colaborar con las autoridades poblanas para desmantelar por completo las bandas delictivas
que se dedican al robo y la venta ilegales de hidrocarburos en una zona de Puebla. El telón de fondo del anuncio fue la muerte de cuatro soldados y seis civiles en enfrentamientos armados ocurridos el día anterior en Palmarito Tochapan tras un fallido operativo militar en contra de las bandas de huachicoleros.
La corrupción en los tres niveles de gobierno, el proverbial descuido de las instalaciones de esa otrora paraestatal, la injustificable política gubernamental que establece precios del combustible mucho más elevados que en Estados Unidos y la pobreza, el desempleo y el abandono del agro, se conjuntaron en una región de Puebla conocida como “la franja del huachicol” para dar una configuración singular al negocio ilícito: una actividad que en sus diversos segmentos da empleo a muchas familias y ofrece a innumerables consumidores abasto barato de gasolina en un mercado negro al menudeo que florece a la vista de las autoridades.
La Secretaría de Seguridad Pública local y algunas corporaciones policiales estuvieron involucradas durante años en la ordeña
de combustibles. El 14 de julio de 2015 efectivos del Ejército capturaron en Tepeaca al entonces director general de la Policía Estatal Preventiva (PEP), Marco Antonio Estrada López, y al jefe del Grupo de Operaciones Especiales (GOES), Tomás Méndez Lozano, en un operativo en el que también fueron aseguradas 31 camionetas con gasolina hurtada. Los detenidos confesaron que en la red delictiva participaba el secretario de Seguridad Pública Facundo Rosas Rosas. Éste fue uno de los hombres más cercanos al ex secretario de seguridad federal, Genaro García Luna, con quien laboró en la AFI y en la desaparecida Secretaría de Seguridad Pública
. En tiempos de Vicente Fox ocupó una dirección en la extinta Agencia Federal de Investigación y en el de Felipe Calderón fue coordinador de inteligencia de la Policía Federal y después, subsecretario de ¡Derechos Humanos! de la SSP (https://is.gd/LZ0VLP). También se recuerda a Rosas Rosas como el que ordenó la agresión policial contra manifestantes locales de Chalchihuapan en el curso de la cual murió el niño José Luis Tehuatlie (https://is.gd/Gjx9iQ).
Tras las detenciones de Estrada López y Méndez Lozano, tuvo lugar una avalancha de denuncias anónimas procedentes de las propias filas policiacas en las que sus autores contaron, entre otras cosas, que Estrada López entregaba semanalmente a su jefe Rosas Rosas una maleta con dinero procedente de las mafias de robo de hidrocarburos; que todas las patrullas del GOES e incluso los vehículos de diversos funcionarios del gobierno local eran abastecidos regularmente con huachicol; asimismo, se señaló que los titulares de la PEP y del GOES vendían protección a narcomenudistas, bandas de asaltantes en carretera, polleros y proxenetas. La PGR inició una averiguación de la que no se volvió a saber más y Rosas Rosas presentó su renuncia al entonces gobernador, Rafael Moreno Valle, quien se justificó afirmando que había sometido su nombramiento a la consideración del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Rosas Rosas siguió viviendo en Puebla y hasta agosto del año pasado la mayor parte de los colaboradores a los que nombró en la SSP seguían en sus puestos (https://is.gd/fhr9Hz).
Lo cierto es que durante la administración morenovallista en Puebla (2010-2016) el robo de combustible se incrementó en más de 3 mil por ciento (https://is.gd/9kDe1A). En febrero pasado –hace apenas tres meses– dos policías municipales de Puebla fueron detenidos cuando escoltaban un convoy de 31 camionetas cargadas de combustible robado (https://is.gd/db9cBo).
Así que si Peña realmente quiere saber más sobre las redes huachicoleras en Puebla, tendría que empezar por preguntarle qué sabe de eso a Moreno Valle.
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