Es una expresión de incompetencia emocional o intelectual, señala
feroces, divertidos, llenos de energía y perspicacia y, al mismo tiempo, profundos, trágicos y muy conmovedoresFoto Yazmín Ortega
Lunes 8 de mayo de 2017, p. 8
El escritor israelí Etgar Keret, quien nació durante la guerra de 1967, considera que la violencia tiene que ver no sólo con la incapacidad de reconocer al otro, sino con otros muchos factores, principalmente el miedo. Creo que la violencia suele ser vista como una manifestación de poder, pero me parece que en la esencia de un acto violento lo que hay es lo opuesto, hay debilidad, hay ansiedad y creo que ésta es la emoción natural de la que surge la violencia
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En entrevista con La Jornada, el autor de Tuberías –libro de cuentos que acaban de publicar la editorial Sexto Piso y la Dirección de Literatura UNAM– recordó un episodio que ocurrió en su barrio: “ciertos personajes del submundo, de la ilegalidad, amenazaron a la hija de una familia que vive en este barrio y la reacción del padre fue ir con los que habían amagado a su hija y darles un tiro en la cabeza y, por supuesto, fue a la cárcel.
“Cuando un periodista le pregunta al padre por qué había hecho eso, la respuesta del hombre fue: ‘no se me ocurrió otra alternativa’; entonces, me parece que hay mucho de esto en la violencia, que es como la expresión de una especie de incompetencia emocional o intelectual. Es la expresión o la demostración de personas que no encuentran o no tienen recursos para lidiar con la realidad de otra manera.”
Marcado por las guerras
La vida de Keret ha estado marcada por las guerras. Sus padres son sobrevivientes del Holocausto. Escribió su primer cuento a los 19 años en una de las bases del ejército con más seguridad de Israel, donde realizó el servicio militar.
Para el cuentista, la violencia forma parte de la vida cotidiana de los israelíes, pero, a pesar de ello, la manera en que lidian muchas de las personas en Israel con esa violencia es ignorándola, la niegan o la ponen en un sitio marginal, periférico.
Lo que intento hacer con mis historias es regresar el foco a este entorno violento, de tal manera que no podamos voltear la cara y recuperar la posibilidad de percatarnos de que está ahí frente a nosotros todos los días.
El autor, quien en sus relatos se enfrenta al miedo y la violencia, considera al terrorismo una forma de combate muy específica en la medida en que no es como un país que invade otro por apropiarse un territorio o porque quiere ganar la guerra o recuperar algo. “Lo que ocurre con el terrorismo es que genera una especie de estado de intimidación.
Un terrorista puede lastimar a una sociedad pero no puede amenazarla con desaparecer. No representa un peligro para su existencia. La amenaza radica en el tipo de emociones que pueden detonar dentro de su población.
En la entrevista, que se desarrolla en las instalaciones de la librería del Centro Cultural Elena Garro, a manera de ejemplo Keret explica que en los ataques terroristas en Europa las cifras de muertos representan un porcentaje minúsculo de las respectivas poblaciones, no es una cifra que estadísticamente pueda ser demasiado considerable a pesar de reflejar el dolor y el sufrimiento de muchas personas.
Sin embargo, asegura, un acto terrorista puede ser lo suficientemente poderoso para incidir en elecciones, para promover plataformas políticas de extrema derecha o para cambiar las leyes de inmigración de una país.
Los terroristas lo que intentan o consiguen con este tipo de actos es tomar personas de diferentes religiones o diferentes nacionalidades y arrancarlas violentamente las unas de las otras, deshacer el tejido comunitario, social
, añade el escritor, cuya obra ha sido traducida a 16 idiomas y más de 40 cortometrajes se han basado en sus historias.
El premiado escritor israelí cree en la felicidad y en la paz, y prueba de ello son sus textos. Creo que si no tuviera esta creencia no podría escribir. En las historias, a pesar de que hay entornos violentos, siempre hay personajes que creen que las cosas pueden ser distintas y que en muchas ocasiones están dispuestos a sacrificar elementos de su vida, o en última instancia su vida, para promover esta idea de que un cambio es posible. Creo que mis cuentos tiene un carácter optimista
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El libro Tuberías –coeditado por Sexto Piso y la Dirección de Literatura de la UNAM– reúne la primera colección de cuentos que escribió Keret, quien encontró en la literatura una forma de desahogarse.
Contar historias para Keret ha sido una especie de acto convulsivo. “Desde que era niño me gustaba contar historias de algo con lo que me topara en la vida.
“Me acuerdo de la primera historia que se me ocurrió, sucedió cuando yo estaba en primero de primara, cuando yo iba de regreso a la casa. Vi una escena donde un soldado con una chica estaban susurrándose cosas al oído y, de repente, ella se echó para atrás y le dio un puñetazo en la cara al soldado.
“Al momento que llegué a mi casa ya se me había ocurrido toda una historia: que los dos eran hermanos y como el soldado era el hermano mayor le estaba robando dinero a sus padres y entonces le pedía a la hermana que fuera su cómplice y ella se había sentido manipulada y por eso le había pegado.
De pronto me di cuenta de que esta necesidad de contar historias provenía de este caso específico, de que yo no podía aceptar el hecho de que alguien le diera en la cara un puñetazo a otra persona sin que hubiera un motivo. Yo quería conocer cual era esa razón.
Al referirse a Tuberías, Keret expresa: este libro nace de la frustración que me provocó una especie de separación que se creó entre lo que yo pensaba que las personas podían ser y lo que las personas en muchas ocasiones me mostraban que eran. Creo que esta frustración también tuvo mucho que ver en la forma en que el ejército elimina la hermosa diversidad humana y la suprime, la aplana toda a unos individuos sin nombre vestidos con uniforme
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Sobre los cuentos de Keret, el novelista Amos Oz ha expresado que son feroces, divertidos, llenos de energía y perspicacia y, al mismo tiempo, profundos, trágicos y muy conmovedores
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