Sábado 6 de mayo de 2017, p. 7
Bucarest.
No esperaban encontrarse, pero el ex dictador Nicolás Ceausescu, el conde Drácula y Jesucristo comparten escaparate en el Museo del Kitsch rumano, que abrió este viernes en Bucarest.
Es el vampiro nacional quien acoge a los visitantes, una representación muy kitsch del personaje creado por Bram Stoker. “Drácula representa la marca rumana más conocida, pero también al absoluto kitsch rumano, ya que su imagen se utiliza de forma muy caótica e incoherente”, dijo Cristian Lica, propietario del recinto, quien cuenta haber crecido, como todos los de su generación, con este estilo comunista
de la era Ceausescu.
Accesorios de diseño interior imprescindibles de esa época, como peces de baratija o tapices, han resucitado. Todo ello bajo la satisfactoria mirada de Nicolás Ceausescu, en una encarnación legendaria
del kitsch rumano, según Lica. Una fotografía muestra al dictador portando un bastón durante la ceremonia de su investidura como presidente de la república en 1974.
Gitanos también
Los 215 objetos expuestos están clasificados en seis categorías, entre ellas Religión –donde Jesucristo no ha sido olvidado– y Haz tu propio kitsch. Una sección está específicamente consagrada al abundante Kitsch gitano, donde pueden contemplarse fotografías de patriarcas ricamente tocados y engalanados con coronas y otros accesorios de oro.
Los referentes de la importante minoría gitana en Rumania pueden ser percibidos por la mayoría de los ciudadanos en este estilo
, manifestó y señaló que nadie tiene derecho a juzgar la cultura del otro
. Vasto en sus diferentes influencias, el kitsch rumano es un patrimonio que debe ser destacado, señaló.
Sin embargo, a causa de sus imitaciones y del seudokitsch, “¡el género está de moda en los ambientes más elegantes de todo el planeta! Un kitsch auténtico es creativo, ridículo y ostentoso”, afirmó. El museo (www.kitschmuseum.ro) está abierto todos los días de la semana.